La generación ‘silver’

No hace mucho, el doctor Antoni M. Lluch, especialista en Odontología y dedicado a la práctica docente, escribió un libro titulado “La generación ‘silver’” (la generación de plata) con el que bautizó a todo un sector emergente en la sociedad española actual: los mayores. 

Aunque afirma dirigirse a los ‘baby boomers’ de manera específica, entiendo que su mensaje y su reflexiones pueden también extenderse a los nacidos antes de 1946.

Pues bien, entiende el autor que existe un segmento de población, hombres y mujeres, que ha superado los sesenta años y que reúne una serie de características novedosas y no vistas en generaciones anteriores, fruto en gran medida del notable incremento de la esperanza y calidad de vida consecuencia a su vez de la generalización de un buen nivel de salud y de una cierta independencia económica. Dice el doctor que esta gente se apresta a vivir el último tercio de su existencia, y les invita a hacerse con las riendas de su vida y de su tiempo para afrontarlo con libertad, independencia y entusiasmo para aprovechar las oportunidades que hoy se ofrecen a este colectivo, por cierto cada vez más mimado por los gestores de esa nueva ‘silver economy’ que empieza ya a crecer como los hongos en ciertos sectores como el financiero, los seguros, la salud, el ocio y el consumo en general. Cuidadín.

También las instituciones culturales y las universidades están teniendo en cuenta la irrupción de los ‘mayores’ y sus demandas de formación y ampliación de conocimientos y ofrecen una amplia diversidad de cursos. En este sentido es digna de mención la experiencia de la Universidad San Jorge con su título ‘senior’ de diplomado en Cultura y Civilización contemporáneas, que acaba de graduar a una cincuentena de hombres y mujeres, la primera promoción, tras unos estudios de tres años en los que se han cursado materias como Historia del Arte, Desarrollos de la Neurociencia o Derecho Foral Aragonés, entre otras. Había que ver con qué ilusión todo ese grupo de hombres y mujeres pasaban a recoger sus diplomas.

Los ‘silver’, además de que los hilos de plata pueblen sus sienes, como reza el tango, están viviendo efectivamente una apasionante etapa, superadas ya situaciones y obligaciones familiares, laborales o profesionales; se atreven a escribir libros, retoman los pinceles que tuvieron que dejar de niños, se unen proactivamente al voluntariado y a causas solidarias, recuperan y se reúnen con viejas amistades, organizan instructivos viajes, vuelven a antiguas aficiones –coleccionismo, maquetas, música, cocina–, hacen deporte… Se plantan con ilusión ante lo que les quede del día de la vida. Se sienten jóvenes, sonríen y tratan de ser felices. Alguien los ha definido como los nuevos adolescentes.

¡Ojalá que cada vez sean más las gentes que puedan incorporarse a este grupo social cada vez más numeroso que ha sabido abandonar su zona de confort y que, sin conformarse, se aventura intrépido por la increíble experiencia que puede suponer encontrar nuevos alicientes, nuevas amistades y nuevas formas de vivir!