Nos faltan manos y cabezas

Foto de archivo de un camarero en un bar
Nos faltan manos y cabezas
Pixabay

Las empresas de hostelería llevan tiempo quejándose de las dificultades para encontrar empleados con preparación. 

La falta de camareros se agrava en la temporada de bodas y otras celebraciones. Y en los últimos meses se ha constatado también la falta de profesionales para el transporte, la construcción y otros sectores económicos. Hace pocos días, un matemático señalaba que tampoco es fácil encontrar profesores de Matemáticas; los matemáticos ganan más en otras actividades. Y el decano de la Facultad de Derecho nos decía que muchos de sus profesores van a jubilarse pronto y no está asegurado el relevo. El problema para encontrar médicos que acudan a determinados destinos es ya un clásico. Y acabamos de saber que en la última oferta de plazas de MIR han quedado vacantes muchas de las destinadas a la formación de médicos de Familia. Así pues, aunque tenemos la tasa de paro más alta de Europa, nos faltan trabajadores para muy diversas actividades. Nos faltan manos y cabezas. Los desajustes en la formación, la inadecuada orientación profesional que se ofrece a los jóvenes y los salarios insuficientes son causas que están detrás de este fenómeno. Y podrían ir corrigiéndose. Hay que suponer que, de seguir así las cosas, el desempleo debería bajar en los próximos años; aunque quién sabe, porque la lógica no es un punto fuerte de la economía española. Pero seguramente hay otra cuestión más de fondo y más complicada. Sencillamente, las generaciones más numerosas de la historia de España están llegando a la edad del retiro. Y las que vienen detrás son más exiguas.

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