Nacida en homenaje a un político democrático, sereno y tolerante, y como respuesta a la barbarie terrorista, la Fundación Manuel Giménez Abad, que ha cumplido veinte años, constituye hoy un valioso activo para la sociedad aragonesa y un ejemplo para la política española. 

Las instituciones de la Comunidad celebraron ayer el aniversario reivindicando la dignidad de las víctimas de ETA y reafirmando el compromiso con una política basada en el pluralismo, el diálogo y el entendimiento.

Decía ayer Manuel Giménez Larraz, en el acto celebrado en las Cortes, que "Aragón tiene una forma menos visceral de entender la política" que la que puede verse, por ejemplo, en el panorama nacional. Así es, y una prueba de ello es la Fundación que lleva el nombre de su padre y que ha cumplido veinte años de trayectoria promoviendo el pluralismo, la libertad, el diálogo y la reflexión como fundamentos de la convivencia democrática. Las fuerzas políticas aragonesas tuvieron el acierto de reaccionar ante el horrible crimen que segó la vida de Manuel Giménez Abad no solo con dolor e indignación, sino también creando un foro que proyectase los valores éticos que representaba el político asesinado por ETA. Ayer, al recordar la figura de quien fuera líder del PP en nuestra Comunidad, el presidente Lambán entroncó con el sentimiento de la mayoría de los españoles y de los aragoneses al reivindicar la dignidad de las víctimas y pedir que no se olviden ni se blanqueen los crímenes cometidos por la banda terrorista, que debieran ser considerados de lesa humanidad, como ha recomendado el Parlamento Europeo. Aragón debe felicitarse por contar entre sus instituciones con una entidad, como la Fundación Giménez Abad, que hace realidad el compromiso con el diálogo y el entendimiento que es vocación de los aragoneses y que contribuye a encauzar la convivencia política por los caminos de la serenidad y la razón.