Espías del mundo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hablando por teléfono
Espías del mundo
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A veces, demasiadas veces, da la impresión de que el guion de la política española lo hubiesen escrito Luis García Berlanga y Rafael Azcona al alimón, como solían. 

Solo que, con todo lo que hay en juego, la cosa aquí tiene triste gracia. Terminábamos la semana pasada viendo cómo el Gobierno perdía el culo para dar explicaciones y satisfacciones a los golpistas del separatismo catalán, que se quejan de que, supuestamente, les vigilaba los teléfonos algún servicio de seguridad del Estado. Una escena del mundo al revés, con los delincuentes mandando y quienes han de defender la ley maniatados y esperando la guillotina, porque los aliados de Sánchez le han pedido cabezas, y no una ni dos, sino ‘todas las cabezas’. Pero el Gobierno de don Pedro siempre puede superarse cuando se trata de representar sainetes. 

Así que el lunes muy de mañana el ministro Bolaños se puso a proclamar a los cuatro vientos que la seguridad de las comunicaciones de nuestros máximos dirigentes políticos es vulnerable. Algo así como, ‘espías del mundo, venid a por España, que aquí le pinchan el teléfono al presidente y para cuando nos enteramos ya se lo han dejado tieso’. Así que tenemos a nuestro propio Gobierno erosionando el prestigio de nuestros servicios de inteligencia y poniéndolos a los pies de los caballos. No sería extraño que el espionaje al presidente y a la ministra sirviese al final de excusa para destituir a la directora del CNI, dándoles así a los independentistas una de las cabezas que solicitan. Y que la ministra Robles no descuide la suya. Ha dicho Gabriel Rufián, dicharachero portavoz de ERC, que si Sánchez no les hace bastante la pelota están dispuestos a ‘cargarse’ la legislatura. Pues, tal como están las cosas, que se la carguen. Igual es lo mejor.

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