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El detector de acosadores

La violencia de género a menudo empieza con el control obsesivo de la pareja.
La violencia de género a menudo empieza con el control obsesivo de la pareja.
Krisis'22

La conquistó de forma sutil aunque casi le doblaba la edad. Poco a poco, fue tejiendo una red para atrapar a su víctima. Desplegó sus plumas de pavo real a base de atenciones y bellos gestos. Hasta que la mariposa se convirtió en oruga.

Cuando María empezó a sufrir algunas acciones extrañas por parte de su pareja era demasiado tarde. Estaba tan enamorada que todo lo justificaba: cuando le controlaba los mensajes del móvil, cuando le preguntaba cómo iba vestida si estaban separados, o cuando quería saber a qué hora había llegado a casa tras salir con sus amigas.

De ahí pasó a sufrir los comentarios vejatorios respecto a su cuerpo o su forma de pensar. Crecía en ella un sentimiento de inferioridad, se sentía anulada por el poder que ejercía su pareja, mientras su autoestima caía en picado. Y luego llegaron las reacciones violentas.

Vivir bajo vigilancia policial antes de cumplir la mayoría de edad no debe ser fácil. Sobre todo si tu único delito ha sido enamorarte de la persona equivocada. En esta situación viven una treintena de menores en Aragón. Su día a día transcurre bajo protección policial para evitar que sufran más daños por parte de sus exparejas. Y esta cifra, desgraciadamente, solo es la punta del iceberg, es la denuncia que aflora porque llega a los juzgados y queda contabilizada.

Para no llegar a ese extremo se necesitan medidas de prevención, educar para hacer frente al acoso, información para activar el detector de acosadores y salir huyendo de ellos... Y, sobre todo, escuchar a la víctima, tanto sus palabras como sus gestos si el miedo la paraliza. Solo así podrá dejar de sentirse culpable por un delito que no ha cometido.

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