Europa tiene sus propios demonios

Europa tiene sus propios demonios
Europa tiene sus propios demonios
Pixabay

Mientras Europa lucha contra Putin –aunque toda la destrucción y todos los muertos los pone Ucrania– tiene que lidiar también con sus propios demonios. 

Y uno de los más peligrosos es ese neonacionalismo esencialista que tira a lo autoritario, invoca la xenofobia, erosiona el Estado de derecho, sacraliza supuestas raíces patrióticas, desconfía del europeísmo y hasta coquetea con el putinismo. Mientras se combate en Ucrania, en Hungría Viktor Orbán vuelve a ganar las elecciones, y con margen muy desahogado. Y eso que lo de Orbán con Putin es algo más que un coqueteo. Si el jerarca del Kremlin siempre ha pretendido dividir la Unión Europea, en la Hungría de Orbán puede encontrar la brecha sobre la que hacer palanca. A la vez, en Francia, las elecciones presidenciales sitúan de nuevo a Marine Le Pen en un privilegiado segundo puesto y se prepara una repetición del duelo con Macron. Lo más probable es que Macron gane por segunda vez, pero ese 23% de los votos que se ha llevado Le Pen y el 22% de Mélenchon hablan no solo de polarización, sino de una ruptura de consensos fundamentales en el interior de un país cuyo concurso es decisivo para toda Europa. Dramático resulta, al mismo tiempo, el hundimiento de los dos grandes partidos que han enmarcado durante decenios el devenir de la Quinta República, los conservadores y los socialistas, cuyos porcentajes de voto son ya marginales. Frente a la amenaza rusa, los gobiernos de la Unión Europea han tenido el acierto de reaccionar con unidad de criterio. Pero en las sociedades europeas están latentes muchas tensiones.

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