Ciudades sitiadas

Ciudades sitiadas
Ciudades sitiadas
El Liberal Aragonés - 25 de octubre de 1843

La información rusa de estos días (Pravda del 31) dice que Mariúpol está siendo defendida por el "batallón nazi" Azov, que proclama defender a la patria de un dictador dispuesto a doblegar y dominar a Ucrania para amenazar a la Unión Europea. 

La prensa favorable a Putin lo tilda de exageración "histérica", pero hay una parte de verdad obvia para quien tenga noción de la geografía ucraniana. Mariúpol es la pieza que falta para comunicar por tierra el Donbás con Crimea. Es el objetivo mínimo de Moscú: controlar, como territorios anexionados o semiautónomos, Lugansk, Donetsk, el corredor de Mariúpol y Crimea.

Zaragoza representó un papel similar en la estrategia de Napoleón: debía ser imperativamente tomada como posible llave meridional de un país separado del resto de España y bajo tutela de Francia. En 1810, su hermano mayor, José I de España, se vio casi reducido a Madrid y al mando de un solo ejército (el del Centro), cuando Francia disponía de los del Sur, del Norte, de Cataluña, de Aragón y de Portugal. Zaragoza era la pieza clave para la ocupación de Navarra, Vascongadas, Aragón y Cataluña y al emperador le irritaba que su hermano se opusiese a la disgregación: “Hablarme tanto de integridad [de España] me hiere. Además de desafiarme y arrojarme el guante, es una torpeza”.

Zaragoza, aún más que la ciudad ucraniana hoy martirizada, tiene una terrible historia de asedios y ataques: dos jefes francos en el siglo VI (así nació en París el monasterio de Saint-Germain-desPrés, nombre hoy vinculado al fútbol, pero que antes fue de Saint-Vincent, por el mártir zaragozano cuya ropa pagó el rescate de la ciudad; en el siglo VIII, fracasó el futuro Carlomagno, generándose la Canción de Roldán y otros poemas anejos, que llegan al Quijote y a los actuales títeres sicilianos; Abderramán III, y ese fue muy posiblemente el origen de la Aljafería, asedió a los moros rebeldes de Saraqusta en el siglo X; en 1118, fue el rey Batallador; y no se han olvidado los asedios de 1808 y 1809, los Sitios por antonomasia: el gran Tólstoi menciona el caso en la más notable de las grandes novelas rusas. En marzo de 1838 la ciudad vio correr la sangre de españoles enfrentados, de lo que queda el fósil histórico del Cinco de Marzo.

Muy pocos, fuera del gremio historiográfico, recuerdan el asedio que, en octubre de 1843, le puso el general Gutiérrez de la Concha, con 12 batallones de infantes, 10 escuadrones de jinetes y 10 compañías de artilleros: 7.000 hombres y medio centenar de cañones, incluidos cuatro obuses.

La prensa local (así, ‘El Liberal Aragonés’) publicaba el número de bombas cruzadas entre sitiados y sitiadores. Ocasionalmente se permitió salir a las mujeres, los niños y los extranjeros (como, aparentemente, ahora en Mariúpol).

Zaragoza y Mariúpol comparten una terrible y estremecedora historia de martirios bélicos y ambas están oficialmente distinguidas con el título de ‘Heroicas’

Hermanadas por el horror

La causa parece hoy fútil: Zaragoza era liberal de Espartero y los sitiadores, liberales de Narváez.

En Mariúpol y los distritos del Donbass se está dando una matanza entre, si no hermanos, primos muy próximos: eslavos de sendos ‘rus’ (los antiguos territorios originarios de los rusos) y de cultura religiosa ortodoxa, de raigambre bizantina.

Cruzan acusaciones de manipulaciones golpistas, como en la Zaragoza del esparterismo. Si en Mariúpol, según la prensa rusa, hay filonazis (lo que es cierto: otra cosa es cuántos y dónde), en Zaragoza los sublevados eran tachados de delincuentes antipatriotas y acusados de obedecer a un tal Melchor Luna, alias Chorizo (era carnicero de oficio).

No sabemos cuándo capitulará Mariúpol, si lo hace. Probablemente esté echada su suerte. Zaragoza lo hizo el 26 de octubre de 1843 y el sitiador olvidó pronto sus honorables promesas a los sitiados. Hubo fusilamientos.

Mariúpol tiene nombre griego, aunque sea eslava (‘Ciudad de María’, si bien no de la madre de Jesús, sino de una princesa local del siglo XVIII); Zaragoza tiene nombre romano, pero matizado por el árabe a partir del año 714.

Zaragoza fue ocupada por los franceses entre 1809 y 1814. Mariúpol, por los alemanes, entre 1941 y 1943. De Zaragoza salieron largas hileras de presos (entre ellos, Agustina Zaragoza, que así perdió a su hijito; y José de Palafox, que estuvo preso bastantes años en Vincennes). En Mariúpol hubo miles de fusilados y las SS (ayudadas por sus feroces afiliados ucranianos) crearon su ‘shoah’ particular; y, además, deportaron a unos 50.000 habitantes, jóvenes en su mayor parte, destinados a trabajos forzados. No volvieron, los supervivientes, hasta 1945. La población urbana había pasado de 240.000 habitantes a menos de 90.000. La merma de Zaragoza también fue brutal: en 1809 acaso solo quedaba un tercio de los pobladores.

El 13 de marzo, el Gobierno de Kiev ha concedido a Mariúpol el título de ‘Heroica’. El que obtuvo Zaragoza en 1814. No es posible ignorar estas historias, en algunos momentos tan paralelas.

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