Por
  • Laura Bordonaba Plou

Abracadabra

Abracadabra.
Abracadabra.
Pixabay

No es de extrañar que el juego de moda consista en encontrar una palabra escondida. 

Si algo le gusta al ser humano es la posibilidad de adivinar algo y equivocarse. También ponemos a prueba nuestro vocabulario, y con él nuestra memoria y nuestros recuerdos. Abracadabra.

Hace unos días recibimos un correo electrónico desde la Universidad en el que se nos recomendaba cambiar contraseñas debido a los intentos de fraude y robo de cuentas. Una recomendación que siempre hacen los informáticos es la de que elijamos una frase que sea significativa y a partir de ahí construyamos las contraseñas.

¿Qué frases elegimos, qué palabras se han quedado con nosotros aunque ni siquiera lo sepamos? ¿Cuáles hemos olvidado? La frase que le lanzamos aquel día a la persona que nos molestó en clase, la que no dijimos y quisimos decir, el mote cariñoso con el que alguien nos llamaba y nunca hemos confesado, el nombre que nos hubiera gustado tener, ese objetivo de Año Nuevo que nunca cumples o la edad a la que hubieras dejado de cumplir años.

Elige bien la contraseña, porque es una frase que vas a estar repitiendo mentalmente varias veces al día, como un mantra. Elige algo que te guste recordar. Qué quieres nombrar. Las contraseñas construidas a partir de frases se consideran contraseñas fuertes. A mí ahora me gusta teclear la combinación que he elegido porque me recuerda que mi contraseña es fuerte porque mi vida, mis vínculos, son fuertes. Una puerta abierta.

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