Polonia, admirable

Ciudadanos ucranianos llegan a la ciudad polaca de Olkusz donde son atendidos por voluntarios.
Polonia, admirable.
Lukasz Gagulski

La solidaridad de toda Europa con Ucrania ha tenido un eco especial en el este, con rasgos culturales e históricos próximos. 

Todos han acogido a muchísimos refugiados de esa gran escapada ucraniana. Polonia, a más de dos millones, un récord en este tipo de tragedias. El país se ha volcado; no solo el Gobierno o instituciones católicas como Cáritas, con amplia presencia. Las comunidades, los ayuntamientos, las parroquias y el pueblo en general se han entregado a la causa de hacer más humana la acogida a tantas personas que viene sin nada y que no saben qué va a ser de ellas.

Se puede decir que Polonia está teniendo un comportamiento admirable. No son palabras mías. HERALDO recogía hace unos días un reportaje sobre tres estudiantes aragoneses que están haciendo su Erasmus en Varsovia. Describían cómo había cambiado la capital polaca, volcada en ayudar a quienes logran cruzar la frontera con Ucrania. Estos jóvenes resumen lo que ven con expresión certera: "Los polacos se están volcando, es admirable todo lo que están haciendo".

Contaban cómo en la Universidad Lazarski, en la que estudian, hay decenas de programas de ayuda para colaborar. Ellos se han apuntado en un grupo que reparte comida y medicinas, "porque sentimos –afirmaban– que es nuestra responsabilidad". Las clases siguen en la Universidad y su vida sigue, "ahora volcada, más de lo que hubiéramos imaginado, en ayudar a quién más lo necesita. Es lo que nos toca", concluyen.

La Unión Europea ha reconocido el esfuerzo sobrehumano de Polonia y de los demás países, pero tal vez hubiera sido deseable que esos elogios hubiesen sido más amplios. En el desencuentro que se produjo con el Gobierno polaco el año pasado, en vez del consenso se sacó toda la artillería pesada contra Polonia, con afirmaciones injustas. Como decía el jefe del gobierno polaco, daba la impresión de que la Unión Europea trataba a Polonia como "un país de segunda categoría". Les amenazaron, incluso, con retirarles los fondos comunitarios.

En su conflicto político-judicial tienen claro, como decía el primer ministro húngaro, que, si la Unión Europea "se esfuerza en retirar poderes a los Estados miembros sin un tratado, es natural que los Estados se resistan". Esperemos que los acontecimientos de Ucrania, que han desbordado todo, lleven a una mayor compresión y unidad europea.

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