Ciento cinco años de zaragocismo

105 años de zaragocismo
Ciento cinco años de zaragocismo
Heraldo

Es de todos conocido que una de las características más destacadas de los aragoneses es que nos valoramos poco. 

Es una de nuestras grandes especialidades. Tendemos a pensar que todo lo de fuera es mejor y solemos tener la autoestima por los suelos. Así nos ha ido casi siempre. Estos días estamos celebrando el nonagésimo aniversario del Zaragoza. Pudiendo celebrar que somos nonagenarios para qué conmemorar que somos centenarios. Siempre haciéndonos de menos. Parece ya instituido que el Zaragoza nació en 1932 y va a ser muy difícil luchar contra eso, pero no es verdad. El actual Real Zaragoza no es sino una continuación del Iberia, que nació en 1917, por lo que somos un equipo con ciento cinco años de antigüedad y no con noventa. Trataré de explicar las razones.

Aunque ha arraigado la idea de que el Real Zaragoza nació en 1932 de la fusión del Iberia S. C. con el Zaragoza C. D., hay pruebas claras de que en realidad es una
continuación del Iberia

En el acta de constitución del Zaragoza de marzo de 1932, al comienzo de su punto tercero, se dice textualmente: "Habida cuenta de que el nuevo club no puede ser producto de una fusión en el aspecto oficial dentro de la organización deportiva, por haber causado baja en la misma uno de los dos clubs actualmente existentes…". Por lo tanto, habremos de comenzar descartando el mito de la fusión del Iberia con el Zaragoza C. D., porque este último, como escribió José María Gayarre en sus memorias, "no tenía ni campo, ni equipo, ni dinero, ni categoría federativa, pues había sido dado de baja". Mal podía fusionarse el Iberia con un equipo ya inexistente, y así se recogió, como acabamos de ver, en el acta. Pero hay más. En esa misma acta, en el apartado c) del punto tercero, se toma el acuerdo de "sustituir el nombre de Iberia S. C. por el de Zaragoza F. C. y que en adelante los colores distintivos de su equipo sean el blanco para el jersey o camisa y el azul claro para el pantalón". Es decir, sólo hubo un cambio de denominación –de sustitución del nombre del Iberia por el de Zaragoza–, y de equipación, pero el club siguió siendo el mismo y el Iberia puso el campo –Torrero–, la licencia federativa, la práctica totalidad de sus directivos y hasta los jugadores, pues en el punto séptimo de la repetida acta de constitución podemos leer: "el nuevo club se hace cargo de los jugadores que actualmente posee el Iberia". De no haber sido así, si el nuevo Zaragoza fuera un club creado ‘ex novo’, carecería de derechos federativos y hubiera debido comenzar su nueva andadura en la última categoría del fútbol regional y tratar de ir ascendiendo. Muy al contrario –y esta es otra prueba concluyente de que el Iberia siguió existiendo, sólo que con un nombre distinto–, no sólo no se dio de baja federativa al Iberia, sino que al domingo siguiente de la supuesta ‘fusión’ siguió jugando en la misma categoría, "con los mismos jugadores, cuerpo técnico, directiva y sede social", como escribió Pedro Ciria en ‘El sueño de ser grandes’, uno de los grandes libros sobre el origen del fútbol en Zaragoza, resultado de su tesis doctoral. Ciria concluía de forma indubitable que el Iberia y el Zaragoza eran el mismo club. Y aporta otra prueba por si todo lo anterior fuera poco: en la siguiente asamblea de la FEF que se celebró, acudió Gayarre en representación del Zaragoza F. C. No hubiera podido asistir si éste fuera un club nuevo, pero todo el mundo entendió que lo hacía como representante del Iberia, que simplemente había cambiado su nombre.

Por lo que su fecha de nacimiento se sitúa en 1917

Habremos de concluir, por tanto, que no hubo fusión entre el Iberia S. C. y el Zaragoza C. D., sino una absorción de lo poco que quedaba de este último por el primero; que el actual Real Zaragoza no es sino el Iberia, que cambió su nombre por el de Zaragoza F. C. en 1932; y que la antigüedad de nuestro equipo debe en consecuencia empezar a contarse desde 1917, fecha de nacimiento del Iberia, y no desde 1932. Pero como aquí somos como somos, un día aceptamos ser los parientes pobres de Primera y los últimos en llegar al banquete. Y ahí seguimos. El Athletic Club de Madrid se fusionó con el Aviación Nacional y, de estar arruinado y en Segunda, pasó a jugar en Primera con el nombre de Atlético Aviación, hasta que en 1947 se convirtió en el Atlético de Madrid. Aún estoy esperando que alguien diga que éste nació en 1947. Lo mismo ocurre con la Real Sociedad, que se arroga un título de Copa que ganó en 1909 el Club Ciclista de San Sebastián. Nadie lo cuestiona. Aquí, en cambio, que podemos presumir de centenarios, apostamos por ser menos de lo que somos. Lo de siempre. Zaragocistas, feliz centésimo quinto aniversario.

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