De Kuwait a Ucrania

Russian President Vladimir Putin
De Kuwait a Ucrania
ANDREY GORSHKOV / KREMLIN POOL/S

Kuwait tiene una superficie más o menos equivalente a la de la provincia de Zaragoza.

Cuando en agosto de 1990 Sadam Husein se puso a invadirlo, envió allí unos 90.000 soldados. A los estadounidenses les costó cinco meses juntar todas las tropas y el material bélico que consideraron imprescindibles para liberar el pequeño emirato. Cuando lanzaron el ataque –o contraataque– habían concentrado, principalmente en Arabia Saudí, más de 600.000 soldados, a los que había que sumar fuerzas menores de más de treinta países que se adhirieron a la coalición liberadora. La extensión de Ucrania es notablemente mayor que la de toda España. Y antes de lanzarse a invadirla, Putin había arrimado a las fronteras ucranianas unos 150.000 soldados, la mayoría de los cuales deben de estar ya en el interior del país invadido. Estrategas hay en el mundo que podrán dar las correspondientes explicaciones, pero a primera vista hay una gran desproporción. O en su momento Sadam Husein y, mucho más, los generales norteamericanos se pasaron de precavidos en Kuwait o el presidente ruso se ha pasado de temerario en Ucrania. Si hicieron falta 90.000 soldados para ocupar los dieciocho mil kilómetros cuadrados del exiguo territorio iraquí, y 600.000 para liberarlo, ¿podrá Putin conquistar y ocupar los seiscientos mil kilómetros cuadrados de Ucrania con 150.000 hombres? Después de dos semanas de guerra son muchas las informaciones y los análisis que indican que a los rusos la operación especial no les está saliendo ni mucho menos como esperaban. Pero hay que tener cuidado antes de alegrarse, porque el inquilino del Kremlin puede ser tan peligroso en la derrota como en la victoria. O mucho más.

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