Por
  • Guillermo Pérez Sarrión

Errores con Ucrania

Errores con Ucrania
Errores con Ucrania
ISM

La Rusia de Putin es una dictadura y la guerra contra Ucrania es de un salvajismo repugnante y ojalá no acabe en guerra mundial o nuclear, pero siendo todo esto así, que lo es, resulta necesario encontrar sentido a los hechos para intentar remediarlos o que al menos no vayan a peor. 

Y para eso hay que tener presente la historia y los muchos errores cometidos en relación con la cuestión de la seguridad en el este de Europa.

Para Rusia, el país que había enterrado a Stalin y hecho bandera de su victoria contra los nazis en la Gran Guerra Patriótica, el desmoronamiento de la URSS fue una conmoción no imaginable. Caído el Muro de Berlín en 1989 y reunificada Alemania, el bloque soviético se desmoronó con la perestroika de Gorbachov (1985-1991) y el reconocimiento del principio de la libertad de cada estado miembro a decidir su propio destino. La caótica transición de Yeltsin al capitalismo permitió, en un país en el que aún no existía la propiedad privada, que una élite cleptocrática amasara inmensas fortunas con los bienes públicos.

Putin, que había tenido una infancia dura en San Petersburgo y entonces era funcionario del KGB y residente (si recuerdo bien) en Dresde, quedó conmocionado con lo que vio. En pocos años, entre 1992 y su ascenso a la presidencia de Rusia en 1999, contempló además cómo el Pacto de Varsovia se deshacía y en cambio casi todos los países que huían de la órbita y la dictadura soviética se integraban en la OTAN, en plan barra libre: Estonia, Letonia, Lituania, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Polonia, Bulgaria, Rumanía, Eslovenia, Croacia (1999-2009). Hay más. Y esto iba contra la intención inicial discutida en 1990, cuando el Pacto de Varsovia aún no se había desmantelado: la OTAN debía hacer lo mismo. Eran los años en que era necesario redefinir el sistema de seguridad en Europa vigente desde 1945 teniendo en cuenta los intereses de seguridad de Rusia y la propia historia de los países europeos, y eso no se hizo. El deseo de Alemania de tener un perfil internacional bajo y poco ejército por su pasado nazi, su aproximación a Rusia, tenían mucho que ver con su pasado; su temor a la inflación posterior a 1918 y a 1929 determinó su reticencia a intervenir en la economía europea en la crisis de 2008-2014 lo que causó enorme sufrimiento a algunos países del sur de Europa.

Ante la tragedia de Ucrania y la peligrosa situación que atraviesa Europa, para
construir un futuro más estable hay que tener en cuenta los errores cometidos
por los países occidentales después del derrumbamiento de la Unión Soviética

Del mismo modo el temor histórico de Rusia a la seguridad de sus fronteras tras la invasión nazi en 1942, pilar de su nacionalismo, y su reticencia a la ampliación de la OTAN debieron llevar a un plan que desactivara estas tensiones, que con el tiempo no han hecho sino aumentar. Fueron los años en que Putin, que llegó al poder con la salvaje segunda guerra en Chechenia, acumuló agresividad y resentimiento hacia Occidente. Uno no inventa nada: ya en 1995 Zbigniew Brzezinski escribió un artículo premonitorio de lo que podía pasar si la arquitectura de seguridad europea no se reajustaba teniendo en cuenta también los intereses de Rusia (‘La nueva Rusia y la ampliación de la OTAN’, puede encontrarse en la web de la revista española ‘Política exterior’). Y hay artículos con el punto de vista alemán, bien documentados (por ejemplo en ‘Der Spiegel’), que recuerdan que en Estados Unidos el presidente Clinton (1993-2001), presionado por los republicanos y para asegurarse el voto de algunos estados con muchos inmigrantes procedentes de la Europa oriental cuyos votos electorales necesitaba para la reelección, no tomó la iniciativa de redefinir la arquitectura de seguridad europea. Grave error. Y todo esto no era desconocido, en España hay testimonios de Josep Borrell avisando del problema nada menos que de 2009 y artículos, también bien argumentados, sobre los errores infantiles de la política de Alemania hacia Rusia desde hace años.

No está claro lo que busca Putin pero sí ya lo que hay que hacer: atención máxima a la seguridad en el este de Europa, contener la expansión de la guerra, ejército europeo, hacienda europea, decisiones por mayoría y no por unanimidad. Y transformar la OTAN. Como dice Borrell, Europa es un jardín pero el mundo es una jungla, y si no queremos que nos rompan el jardín hay que espabilar.

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