Por
  • Manuel Mostaza

La casa de los líos

Fachada de la sede del PP en Madrid
Fachada de la sede del PP en Madrid
Europa Press

La demoscopia es una ciencia con menos axiomas de los que parece. Hay pocas verdades inmutables que no cambien con el paso del tiempo. Son pocas, pero son sólidas y una de ellas es que a los electores no les gustan los líos internos de los partidos.

Cuando no está claro quién manda y la sensación es que el partido vive en el camarote de los Hermanos Marx, los electores potenciales suelen retraerse. Y eso es lo que nos demuestra la encuesta publicada por este periódico. El PP ha dilapidado en pocos días la ventaja construida después de la victoria de Díaz Ayuso en Madrid; cae más de diez puntos la fidelidad de sus votantes y es mínima la captación de votantes de Vox o de la abstención, dos de sus grandes vías para crecer. Los grandes beneficiados son los de Abascal, que rozan por primera vez el 20% de intención de voto y, en menor medida, un PSOE que supera también por primera vez el 28%, quedándose cerca de los resultados de 2019.

Pero más allá de esta coyuntura, los ciudadanos siguen diferenciando entre los dos partidos clásicos y los partidos ‘start-up’ que han ido surgiendo en los últimos años: solo PP y PSOE son considerados partidos de Estado por la mayoría. De hecho, son más los votantes de UP que creen que el PSOE o el PP son partidos de Estado que los que lo piensan de la formación a la que votan. El sociólogo Alan Bryman sostenía que nos estamos disneyzando como sociedad, pero se ve que, en el fondo, los electores aún creen diferenciar entre el entretenimiento y las cosas más serias…

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