'Iglesias press'

Pablo Iglesias se corta la coleta y cambia de imagen tras dejar la política
Iglesias Press.
Dani Gago

A veces solo se puede volver a un lugar si en el exilio cumpliste con los códigos de tu forma de ser. 

Pero si eso se traiciona, el retorno se convierte en un barro de contrariedades y, al final, en un artefacto de intereses vestidos de palabras como dignidad u honestidad. Ese transitar, en su segunda acepción, es el que ha iniciado el exvicepresidente Pablo Iglesias, que anda ahora enrolado en un proyecto para, según él, desenmascarar las noticias falsas de la derecha. Lo ha hecho después de declarar que ahora que no es vicepresidente ni ocupa cargos políticos, puede comenzar a decir la verdad. Esto es bien curioso si se tiene en cuenta que, hasta donde sabíamos, su fin en política iba a ser sincero. Debe ser, por tanto, que en esa primera intentona no se logró el loable objetivo y va ya camino de su propia revancha. En esas, Iglesias dice que está armando un Ejército periodístico contra las fake news; y, siendo sinceros, las padecidas por Podemos desde su fundación no han sido pocas (¿por qué querella archivada vamos ya?).

Lo interesante por tanto no es la plausible iniciativa del exlíder de Podemos para desenmascarar las mentiras sino la necesidad que tiene de ello teniendo en el tablero otros proyectos periodísticos que ya se dedican a ello, siendo además progresistas y ajenos a la dirección de un partido. Iglesias necesita ese proyecto porque es un político, es decir, que entiende el periodismo desde una versión deformada que es la verdad en posesivo “su”. Y digo esto porque los periodistas que trabajamos con Podemos cuando él dirigía el cotarro hemos padecido cómo el partido tiraba de las mismas tretas que el resto de formaciones: exclusivas a medios afines, filtraciones interesadas y la siempre irritante petición de pasarles las preguntas antes de una entrevista. Por tanto, con los peores vicios adquiridos y explotados a su favor, ¿qué nos puede enseñar Iglesias de periodismo? Como en política, quizá la opción de redimirse por lo que pudo ser pero no fue en un combinado perfecto de politización, sesgo y autoafirmación. ¡Como otros medios! Me dirán. Sí, pero aún existe un líbelo fundado por el Podemos de Iglesias y que dirige una de sus ex asesoras, y que es un canto a la imparcialidad y el aborregamiento del lector. Como para dar lecciones.

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