Director de HERALDO DE ARAGÓN

Una cita suspendida

Monumento situado junto al Museo Olímpico de Lausana, en Suiza.
Monumento situado junto al Museo Olímpico de Lausana, en Suiza.
Laurent Gillieron / Efe

No existe ningún problema de interpretación ni ningún error de comunicación. La postura es clara y la evidencia tozuda: la Generalitat no desea participar con Aragón en una candidatura en plano de igualdad que concurra a los Juegos Olímpicos de Invierno.

 Las declaraciones, los gestos y hasta los silencios explican a la perfección que Pere Aragonès (ERC) y el Govern no aceptarán una relación en paridad.

La Generalitat quiere liderar este proyecto en solitario porque sabe perfectamente que unos Juegos Olímpicos repartidos en el Pirineo, con la apertura en Barcelona y la clausura en Zaragoza o viceversa, rompen el relato secesionista, fracturan esa visión que el independentismo anhela y con la que desea mostrarse al mundo. Bajo esta pretensión no habrá Juegos, así al menos lo asegura el Comité Olímpico Español (COE), organismo que posee la llave de la propuesta y que siempre ha respaldado una condición de igualdad entre Aragón y Cataluña. La candidatura surgió como un proyecto de Estado, concebida como una oportunidad que pretendía distanciar a una parte de los catalanes de los vapores del ‘procés’ haciendo descansar en las relaciones de vecindad un nuevo punto de encuentro con España.

Con el discurso independentista sentado al otro lado de la mesa -y sin la más mínima voluntad de recapacitación o cesión-, el presidente Javier Lambán optó el pasado jueves por cancelar el encuentro en Balaguer (Lérida) con Pere Aragonès. La cita estaba plagada de trampas y la estructura de la cumbre rebajaba el nivel institucional de Aragón al romper la paridad entre comunidades.

El gesto de Lambán, tachado de irresponsable por la Generalitat (resulta sorprendente el calificativo después de la interminable lista de desplantes provocados y protagonizados por Aragonès), ha logrado elevar la tensión política mientras muestra el estado real de una candidatura que carece de un consenso imprescindible. Lambán, que advirtió a los presidentes del Gobierno, Pedro Sánchez, y del COE, Alejandro Blanco, de su decisión de suspender el encuentro con Aragonès, continúa insistiendo públicamente en la viabilidad de la iniciativa, aunque sabe que a partir de ahora solo la posible presión interna que sufra el ‘president’ desde Cataluña podrá hacerle cambiar de opinión. Si Pedro Sánchez mantiene su postura y se expresa anclado y firme en la defensa de la candidatura a dos -no deja de existir un cierto temor a que los Juegos Olímpicos puedan convertirse en moneda de cambio en alguna de las muchas mesas de negociación abiertas con la Generalitat-, Aragonès, sin posibilidad de solucionar el conflicto por elevación, tendrá que ofrecer alguna respuesta a la creciente presión procedente del Pirineo catalán.

No habrá que esperar demasiado para descubrir qué ocurre. La candidatura debe estar cerrada en unas semanas y aunque en caso de fracaso Aragonès volverá a recurrir al lamento y al agravio, la evidencia mostrará una ruptura de gran calado con un Pirineo catalán que se siente especialmente desatendido por la Generalitat. Lambán, que asume que solo debe tener bien amarrado el respaldo de Madrid para evitar sorpresas inesperadas, ha sabido leer con precisión un relato político que, de momento, ya le ha permitido aglutinar detrás de él a todo el PSOE aragonés mientras alimenta su imagen de político transversal que no duda en enfrentarse a un vecino desafiante.

miturbe@heraldo.es

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