Ibercaja Banco dio ayer el primer paso en el procedimiento para su salida a bolsa, que se verificará previsiblemente en el mes de febrero. 

Con ello, la entidad financiera aragonesa no solo cumplirá con lo exigido en la Ley de Fundaciones Bancarias, sino que dará un impulso decisivo al proceso de transformación y adaptación a las nuevas circunstancias en que se desenvuelve la actividad bancaria. Para Aragón, contar con un banco independiente y enraizado en la Comunidad es un valor fundamental.

La Ley requiere que, antes de finalizar este año, la Fundación Bancaria Ibercaja reduzca su participación en el banco por debajo del 50%, desde el 88% actual. De las diversas fórmulas con las que podría cumplirse este requisito, la salida a Bolsa distribuyendo el capital entre múltiples inversores institucionales es la más positiva, pues por un lado garantiza que Ibercaja siga siendo un banco independiente y, por otro, situará la gestión de la entidad dentro de la disciplina de mercado, con el compromiso que supone de transparencia y buenas prácticas. Con la salida a Bolsa culminará en cierto modo el proceso de transformación de la inicial caja de ahorros en una empresa bancaria, un camino que se enmarca en los 145 años de historia de la entidad financiera aragonesa y que ha obligado a realizar cambios organizativos muy importantes, con los que Ibercaja ha conseguido mejorar de manera relevante todos los indicadores de salud financiera. A partir de ahora se abrirá una nueva etapa en la que la entidad podrá contar con un mejor acceso al mercado de capitales, lo que facilitará la financiación de nuevos proyectos y la adaptación de su modelo de negocio a los cambios y las demandas de la sociedad. Situada entre los principales bancos españoles, con su sede central en Zaragoza y comprometida con la economía aragonesa, Ibercaja Banco tiene que seguir siendo un factor de desarrollo para nuestra Comunidad.