Presencialidad con seguridad
La Comisión de Salud Pública, de la que forman parte el Ministerio de Sanidad y los gobiernos autonómicos, ha decidido que sólo cuando se decreten cinco o más casos positivos en un aula (o el 20% o más de los alumnos de la clase), toda quedará en cuarentena. De esta manera, se amplía de 3 a 5 el número de contagios necesarios para aislar una clase. A pesar del constante aumento de la cifra de infectados y también de hospitalizados, es lógico no retrasar la vuelta a las aulas, prevista para el próximo lunes, puesto que también se ha apostado por mantener abiertas otras actividades de intensa socialización como el ocio, la restauración o los deportes. Ahora bien, sigue siendo prioritario garantizar los recursos necesarios para un estricto cumplimiento de las medidas de protección.
A la par que la DGA prorroga el pasaporte covid un mes para intentar frenar el avance de la enfermedad, que deja 60 muertos en siete días, las autoridades han optado por mantener el inicio del segundo trimestre del curso escolar con plena presencialidad. Es cierto que hay riesgos, porque el pico de esta séptima ola se espera para mediados de enero, con el consiguiente aumento de la presión hospitalaria y un elevado número de bajas laborales entre el personal docente. No obstante, los casi dos años de experiencia con la pandemia demuestran que suspender las clases o hacerlas solo digitales tiene negativas consecuencias sobre la calidad de la educación, la socialización de los alumnos y la conciliación familiar.
La vuelta a las aulas de todos los estudiantes es necesaria porque está demostrado que aprenden mejor cuando siguen las clases en los centros académicos y no aislados en sus domicilios. No obstante, esta presencialidad debe organizarse con esmero y recursos por parte del Gobierno de Aragón para evitar un incremento incontrolable de los contagios.
