Almanaque de licores

Almanaque de licores.
Almanaque de licores.
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Tras el balance del año que culmina, supongo que a estas alturas habrán felicitado a todos sus allegados y emprendido con ánimo una de esas listas de buenas intenciones. 

Espero, además, porque ya tocaba, que hayan tenido algún que otro brindis memorable, como el que yo disfruté a finales de diciembre en la plaza San Pedro Nolasco de Zaragoza. Recuerdo haber probado cócteles de lo más variopinto en Nueva York: arrollador Black Manhattan en un mítico local de Broadway; Cosmopolitan en el Upper West Side con una compañera, bajo la atenta mirada de dos ejecutivos que se ofrecieron a pagar la cuenta; en el bar del hotel Plaza, un aguardiente de naranja amarga de cuyo coste no quiero acordarme; también a precio de oro, un ‘mocktail’ (sin alcohol) en el Village; hasta un combinado flotante en el sótano escondido de una carnicería del Soho. Si tuviera un poco de talento, darían para un almanaque, para un libro de recetas o para una novela corta. Pero, recapitulando, en este enero que comienza con la pesada agonía de los últimos dos años, les traigo, simplemente, una certeza. Nada tiene que envidiar a aquellos tragos la sensación deliciosa de una explosión de Peta Zetas sobre coco helado, un espectáculo humeante de nitrógeno líquido confundiéndose con la niebla tenaz sobre el valle del Ebro, evocando las golosinas de la infancia con un puñado de amigos de entonces. Certidumbres, remembranzas y deseos. Que empiecen el 2022 con el regusto dulce de la memoria y el aroma bullente del porvenir.

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