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Cartas al director de HERALDO: Un bebé esperando en la calle entre la niebla

Zaragoza despierta entre la niebla.
Zaragoza despierta entre la niebla.
Oliver Duch

Un bebé esperando en la calle entre la niebla

Son las 2 de la madrugada del 17 de diciembre. 

Tengo 11 meses y estoy en brazos de mi mamá. Estoy en el acceso a las urgencias del Hospital Materno-Infantil Miguel Servet y la temperatura es de 1°. La niebla borra los edificios y lo moja todo. Las manos de mi mamá se afanan en taparme con una manta. Mi llanto a veces se acentúa, pero es que tengo 39° de fiebre. En triaje he oído que podía ser un caso de covid. Mi mamá explicaba que me habían hecho una PCR y un señor muy nervioso nos ha invitado a esperar fuera, en la calle. Nos quedamos entre las dos puertas de acceso al hospital, algo resguardados pero lejos de otras familias que esperan a ser atendidas. El señor sale a señalarnos la calle, a decirnos que no podemos quedarnos aquí y tenemos que salir donde nos cala la niebla. Mi papá se pone nervioso. No logra entender cómo después de dos años de pandemia las urgencias no tienen dos vías separadas para los enfermos covid y para los demás, al fin y al cabo la mitad de los que están dentro tosen y tienen fiebre. Dentro hay un pasillo entero lleno de asientos libres, y yo estoy aquí pasando frío. ¿Acaso es humana esta actitud? Este lugar es el que me vio nacer, el mismo que me guardó al amparo del calor en diciembre de 2020, el que me ofreció la calidez de las personas que me arroparon mis primeros días… Esta vez todo es distinto. Hoy no me dejan entrar. El frío cala en mis huesos. Los minutos pasan y mis papás, preocupados tras una hora esperando, deciden irse a otro lado. Cualquier lado donde nos traten como a personas. Mandar a un bebé de 11 meses a la calle, enfermo, con fiebre, no es de humanos. Ahora ya estoy bien y lo veo todo de otra forma, porque formo parte de una nueva generación, la que debe trabajar para ser mejor que las anteriores, más capaces, más valientes y sobre todo más empáticos.

Alejandro Aguilera Figuerola. Zaragoza

Murakami y la vacuna

Hace unos días, ‘La Vanguardia’ recogía unas declaraciones del escritor japonés Haruki Murakami en las que decía, refiriéndose a la vacuna de la covid, que «no es aceptable limitar la libertad individual por un supuesto beneficio social». Debo expresar mi profundo rechazo e indignación antes unas manifestaciones cuanto menos lamentables. Murakami no entiende el concepto de la sociedad en la que vive. ¿Es limitar la libertad individual el vacunarse no ya por uno mismo sino por el interés común de todos los que nos rodean (incluyendo niños, ancianos y personas con difícil acceso a la sanidad asistencial)? Dice que acepta su vejez pero que le impresiona mucho el deterioro del cuerpo. Será del suyo, porque el de los demás ni le importa. Incluso su criterio estético deja mucho que desear. Yo admiro mucho a Martin Luther King, pero no estuvo exento de decir tonterías, como lo de que no olvidáramos que todo lo que hizo Hitler fue legal, en el sentido de que es una obviedad en sus circunstancias de su momento político, que no vienen a cuento ahora. A Murakami solo le preocupa, según dice, aquello que está en su mano decidir o sobre lo que puede intervenir. Pues que decida bien, que no sea egoísta y no defina como limitación de la libertad la vacunación, que es un deber solidario fundamental para salvaguardar vidas. Aunque sea un tópico: su libertad acaba donde empiezan los derechos de los demás (sobre todo el derecho a la salud y a la vida).

Mariano Ara Báguena. Zaragoza

Polarización social

Estamos acostumbrados a ver en el Congreso a los políticos debatir, y en ocasiones insultarse. Aunque la opinión pública está muy equivocada. Me contaba el exministro socialista José Bono que tenía una estrecha relación con el exministro popular Jorge Fernández Díaz –quién lo diría–, pero su relación era como la de dos compañeros de trabajo, fuera del Congreso dejaban las diferencias políticas. A los políticos les interesa sembrar odio en la sociedad, lo que provoca aún más una polarización que, aunque no nos demos cuenta, está latente. Los artículos 6 y 16 de la Constitución son muy reveladores, pues reconocen el pluralismo político y la libertad ideológica. Hay personas que al ser más cercanas a una ideología política, cuando emiten un juicio de valor, siempre serán prejuzgados inevitablemente, puesto que los demás creerán que están condicionados a esa posición política obligatoriamente. Este es el verdadero significado del odio político, que tanto auge tiene actualmente. Lo cierto es que siempre habrá personas (entre las que yo mismo me incluyo), que tenemos amigos de todas las ideologías, razas, sexos, condiciones sexuales y clases sociales. Siempre he mantenido que no trato ni con hombres, ni mujeres; ni conservadores, ni progresistas, sino con personas.

Alejandro Garijo. Zaragpza

No es de estos tiempos

¿No hay nadie al otro lado del teléfono en el centro médico en Cuarte de Huerva? Intenté llamar el jueves; el viernes, lo mismo. Empecé a llamar a las 9 de la mañana, luego a las 9.15, 9.20, 10… así toda la mañana. Luego intenté por la tarde, con el mismo resultado. Si no está comunicando, al quinto tono se nota un desvío de llamada; llamas otra vez y comunica. ¿Cómo puede pasar esto en un centro médico, donde tienes que llamar por una urgencia, una enfermedad, etc.? Los vecinos te dicen que la única manera de que te atiendan es bajar en persona. ¿Cómo vas a bajar si estás con la duda de la covid o si estás con una enfermedad en la cama? No encuentro una explicación para que no te atiendan por teléfono. Y al bajar ves una fila que sale del centro médico hasta la calle, lleno de gente, un callejón que da a la puerta del Ayuntamiento donde no para de pasar gente. No sé de quién depende este tema, pero estar enfermo, que no te contesten a la llamada y te hagan esperar en la calle con 3 grados no es de estos tiempos.

César Tinoco. Zaragoza

Eugenio Ferrán y Teruel

La familia de Eugenio Ferrán nos dirigimos a Ud. con la satisfacción de reconocer el buen hacer y la profesionalidad de su diario en la tarea de informar y compartir con sus lectores las alegrías y tristezas de la vida de las personas de la tierra turolense. Así también constatar la sensibilidad y nobleza de muchas de las instituciones y entidades del pueblo de Teruel, que se han acercado con un cálido recuerdo a esta familia y a Eugenio. Y a las muchas personas, de aquí, de allá, que en estas semanas han compartido generosamente nuestro duelo, con sus palabras de consuelo, sus escritos de amistad y afecto, y sobre todo su contacto y enorme calidad humana, que tanto nos ha confortado. A todas ellas, les queremos hacer llegar nuestro mas sincero y cariñoso agradecimiento.

Joaquín Ferrán Adán. Teruel

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

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