Descoordinación

Sede de la Comarca de Cariñena
Descoordinación.
MACIPE

Hace unos días más de un centenar de ciudadanos de Cariñena tuvieron que vacunarse en la calle porque la sede de la Comarca, en la que estaban citados para recibir la correspondiente vacuna, se encontraba cerrada por tratarse de un día de puente. 

No importaba cómo estaba el día, si frío o lluvioso, ni las condiciones de los vacunandos, su estado, su edad… Era un día laborable, pero una entidad al servicio de los ciudadanos estaba cerrada y no había ni un funcionario para mantener abierta la sede. (Noticia de HERALDO publicada el 8 de diciembre en la pág. 4).

Resulta que el departamento de Sanidad de la DGA no tuvo en cuenta la circunstancia de que era un día de puente, aunque los puentes son para las personas, no para las instituciones, y olvidó advertir a las autoridades comarcales de que tenía citados a esos cien ciudadanos para vacunarse, por lo que estas cerraron sus puertas a cal y canto. Una evidente falta de coordinación entre los diferentes organismos que se ocupan –o debieran ocuparse con mayor atención– de velar por nuestra salud.

Pero tampoco los responsables de la Comarca correspondiente estuvieron atentos a percibir que allí, en el salón multiusos de la sede comarcal, se venía vacunando al personal desde hacía meses. Seguramente miraron para otro lado y se desentendieron porque lo importante era el puente y la libranza del personal, por supuesto mucho más importante que la debida atención a los ciudadanos. De modo que no fue posible encontrar en una localidad pequeña como Cariñena, de entre todo el personal que trabaja en la sede y los consejeros de todos los alrededores, a alguien capaz de ser tan amable de abrir las puertas del edificio comarcal para evitar esa estancia a la intemperie y las incomodidades de una vacunación al aire libre. Tampoco el personal sanitario, que sí cumplió con su deber, estaba nada contento con la situación.

Me pregunto para qué demonios se crearon las comarcas, siempre al servicio, presuntamente, de atender al ciudadano con más cercanía, si en una situación como esta demuestran su inefectividad e inoperancia, su desinterés por el servicio y su falta de coordinación con el resto de las instituciones y servicios con los que, también presuntamente, debieran coordinarse. Siempre he pensado que esa invención de las comarcas obedece más a la necesidad de colocar a unos cientos de marginados de todos los partidos políticos en presencia que a una voluntad verdadera y eficaz de acercar a los ciudadanos las facilidades que se dice les van a prestar.

El caso que comentamos es una lamentable constatación de la utilidad de estos entes intermedios entre lo local y lo provincial. Lo cierto es que falta mucha voluntad política y sobran muchos aficionados.

El complejo y abundante entramado administrativo que nos gobierna debiera, y al frente del mismo sus responsables, tener un concepto más claro del servicio público, que es para lo que están y para lo que se les paga. Y entre otras obligaciones está la de coordinarse para evitar situaciones como la ocurrida en Cariñena.

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