El lado espiritual

'El lado espiritual'
'El lado espiritual'
LEOMARTE

En los años noventa cayó en mis manos un libro de la Biblioteca Científica Salvat: ‘Biotecnología: una nueva revolución industrial’

Era la traducción del publicado en inglés por Steve Prentis, por primera vez en 1984. Pese al paso del tiempo, sigue siendo un libro de divulgación útil para entender los vericuetos de este enorme campo de conocimiento y de negocio. En la introducción aportaba su lista de ‘Hitos de la biotecnología’: "antes del 6000 a. C." con el "empleo de levaduras para la fabricación de vino y cerveza". Como segundo referente, alrededor del 4000 a. C., el "pan fermentado producido con ayuda de levaduras". Y de ahí un salto hasta 1670, "se beneficia el cobre con ayuda de microorganismos, en Río Tinto (España)".

El listado era sugestivo. Otra cosa es el acierto de su horizonte visto tres décadas después. Entonces escribía: "Perspectivas inmediatas. Obtención de vacunas eficaces contra la malaria y el sida. Comercialización de plantas y animales transgénicos. Utilización de anticuerpos monoclonales para guiar medicamentos anticancerosos hacia los tejidos malignos. Objetivos para el fin de siglo. Aplicación clínica generalizada de la terapia génica. Uso de sondas de ADN para el pronóstico de enfermedades cardiovasculares, tumorales y mentales. Secuenciación completa del genoma humano. Utilización generalizada de cepas de plantas y animales transgénicos en agricultura y ganadería. Vacunas de síntesis para las principales enfermedades víricas". Son muchas las invenciones, innovaciones y negocios que se han creado desde esa fecha. Se ha producido una convergencia de intereses de distintas perspectivas y posiciones.

Los progresos de la biotecnología se apoyan en un dogma materialista que deja de
lado otros aspectos de la vida humana que también son necesarios en la medicina

Es un campo instituido, incluso con grado universitario, que continúa en expansión. Son muchas las promesas que se cuentan, los sueños que se pretenden y el dinero que se mueve en este casino de laboratorios y algo más. Se ha producido una fascinación donde en nombre del progreso científico parece no haber límites a los sueños y a las fantasías. Esto ya se notaba en libros posteriores como ‘Biotecnología aplicada a la medicina’ (2003), de Fernández Tresguerres y otros autores. Ahí definían su visión de la disciplina: "La biotecnología es la ciencia que se ocupa de la utilización de procesos biológicos más o menos espontáneos para obtener productos de interés industrial". Era un primer paso de una senda para abordar "las bases moleculares de distintos tipos de enfermedades y que pueda suponer una ayuda para todos aquellos que quieran profundizar en el mejor diagnóstico y tratamiento de muchas de ellas". Y eso es algo que, por lo que cuentan quienes investigan en este campo, está llegando a conquistas que parecían ciencia ficción hace nada. En paralelo, el negocio se multiplica. Basta contar los millones que se han movido para las vacunas contra la pandemia.

En ese itinerario se ha hecho fuerte el paradigma mecanicista. Así, el enfoque materialista es el dogma, la única fe verdadera. La tradición metafísica se ha expulsado de este espacio de conocimiento. La filosofía primera de Aristóteles ni se conoce ni importa. Y a la parte teológica, ni se la espera, aunque ya en 1994 Anthony Dyson discutiese "La ingeniería genética en teología y ética teológica" o ahora sea un pilar del libro de Gerald McKenny (2018) ‘Biotecnología, naturaleza humana y la ética cristiana’. Esos temas por estos lares no tienen sitio y, sin embargo, cada vez va a ser más importante salir de lo microscópico para ver sus efectos en lo macro. Y ahí más pronto que tarde veremos –no solo conflictos éticos que ya los hay– sino batallas por el poder. Por ejemplo, en el sistema sanitario y en los hospitales, la tradicional jerarquía médica va a ser asaltada.

Pronto veremos en este campo no solo conflictos éticos, sino luchas por el poder

Con la promesa de curar lo incurable, se harán con un sitio en el sistema asistencial quienes se dedican a los componentes biotecnológicos. Poco a poco, con ayuda de máquinas, algoritmos, ‘big data’ e ‘inteligencia artificial’ legitimarán su primacía en la pirámide de su ‘ciencia’. Y con el tiempo, los médicos clásicos sanadores de cuerpos y almas serán expulsados porque su arte y saber hacer no tiene suficientes evidencias científicas publicadas en revistas de impacto. Quizá es el momento para preguntar por el lado espiritual, que también existe.

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