Por
  • María Pilar Martínez Barca

El cuento de nunca acabar

Foto de recurso de una prueba de covid
'El cuento de nunca acabar'
Pixabay

Saldamos 2020 con 80.000 fallecidos.

 A lo que se suman secuelas físicas, neurológicas, de duelo sin posible despedida, económicas. Y 2021 se inició con la esperanza puesta en las vacunas, sin apenas navidades familiares y con la casi certeza de que nada iba a ser ya lo mismo.

Pero nos remontamos, habituados como estamos los humanos a sobrevivir, contra marea y viento. Con el buen tiempo, comenzaron a caer las mascarillas, ávidos de aire libre, morenez en el rostro, espectáculos, viajes… El fiel de la balanza se inclinaba de nuevo en ángulo agudo a la salud.

Y he aquí que un año después de iniciarse la vacunación, cuando hemos pasado casi todos por la aguja y a los mayores se les administra una tercera dosis, en nuestro entorno europeo todo vuelve a empezar. La relajación en las vacunas, en medidas higiénicas y en distancia social han acelerado el caos en Alemania. Rusia paga sus vacaciones. En los Países Bajos se vuelve a la máscara y el alejamiento. Grecia ‘trivacuna’ a los mayores de 18. Francia, Italia, España y Reino Unido están en punto de expectativa. Y Europa Central y del Este se llevan la peor parte.

Y la marea llega a Aragón. Utebo, Calatayud, Tarazona, Ejea, Jaca, Aínsa, Fraga, Alcañiz… ¿Imprudencia de los ciudadanos o falta de previsión en los locales públicos? ¿Para cuándo la inmunización de los menores? ¿Erradicará el bicho la esperada vacuna española intranasal? Acaso debamos convivir con el patógeno, como en el caso de la gripe.

Comienzan a programarse viajes en Imserso y en Cocemfe, y parece que nuevas restricciones no van a imponerse por ahora. Nos hemos acostumbrado a tomar un café en terraza, tenemos sed de teatro y de conciertos. ¿Pero cómo frenar las fiestas multitudinarias de jóvenes a rostro descubierto?

Por mucha pastilla Pfizer o de otra farmacéutica, sin una mínima conducta higiénico social de poco sirve. Mercadillo, un poblado Papá Noel, una gran bola de ilusión y nuestro belén de siempre en la plaza del Pilar, sin cita previa. Volverán a encenderse luces en nuestras calles. ¿Volveremos a reunirnos las familias? Llega Adviento, un tiempo de esperanza.

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