Director de HERALDO DE ARAGÓN

Lambán y Azcón

El presidente de Aragón, Javier Lambán (i), con el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón.
El presidente de Aragón, Javier Lambán (i), con el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón.
José Miguel Marco

Pese a contar con trayectorias personales bien distintas, el presidente de Aragón, Javier Lambán, y el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, soportan tantas coincidencias que parecen indefectiblemente abocados al enfrentamiento político.

Más allá del choque de las siglas, Lambán y Azcón, ambos con un fuerte liderazgo en sus respectivos partidos, protagonizarán la que seguro será la gran pelea de la política aragonesa y que, sin duda alguna, aparte de definir la próxima carrera electoral, quedará marcada por la búsqueda de la ocupación del centro ideológico. Tratar de desentrañar ahora si Azcón se convertirá en el candidato de su partido al Gobierno de Aragón resulta un esfuerzo en exceso anticipado, pero en su condición de futuro presidente del PP ya ha asumido un papel de oposición que no había padecido Lambán. Se desdobla Azcón, al igual que lo hará el propio Lambán, dando carpetazo a los primeros años de una legislatura en los que ni en el consistorio zaragozano ni en el Ejecutivo regional se ha sufrido un especial desgaste por parte de la oposición.

Coinciden también Lambán y Azcón en su naturaleza eficaz y en un perfil pragmático que antepone su condición ejecutiva a cualquier dependencia partidista. Sabe Lambán de la importancia de este desmarque y el pasado viernes volvió a ponerlo de manifiesto cuando destacó la dificultad para lograr un acuerdo único en materia de financiación autonómica en el seno del PSOE.

Convertidos por su ambición en la mejor opción de sus respectivos partidos, los dos presentan problemas a la hora de pensar en sus posibles relevos o complementos electorales. Mientras el líder socialista sabe que cuenta con una sustituta no elegida por él -Pilar Alegría continúa acumulando minutos en la cancha ministerial- y que aún tiene que decidir qué postura adopta respecto a la candidatura del PSOE al Ayuntamiento, Azcón asume que debe encontrar un complemento a su cartel que, en el caso de que se mantenga en la alcaldía -quizá la opción menos arriesgada-, presente el suficiente perfil como para enfrentarse a Lambán.

La pelea electoral que protagonizarán Lambán y Azcón, a la que este fin de semana se da el pistoletazo de salida con el congreso del PSOE, al que en diciembre próximo dará su réplica el cónclave popular, muestra un elevado riesgo de alimentar una improductiva batalla entre instituciones. El debate del estado de la ciudad de Zaragoza ha vuelto a colocar esta semana sobre la mesa la importancia del siempre escurridizo consenso, no solo entre gobierno y oposición, sino entre las dos principales administraciones aragonesas. Sacar adelante los grandes proyectos de la Comunidad, como es el caso de la remodelación del estadio de la Romareda, necesita de una altura de miras que debería trascender las exigencias y los cálculos partidistas. Forjar un acuerdo demanda generosidad pero, al parecer, también un reparto de los beneficios electorales. La nula posibilidad de que las obras del estadio arranquen antes de las municipales y autonómicas ha alentado, por paradójico que resulte, un acuerdo que puede calificarse de histórico al contar con el consenso de todos los grupos municipales para comenzar a hablar. Ahora solo resta conocer el papel que desea asignarse la DGA.

miturbe@heraldo.es

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