Por
  • Cartas al director

Cartas al director de HERALDO: Los numerosos usos del cartón

El primer ministro tailandés y su polémica réplica de cartón.
'Los numerosos usos del cartón'
Agencias

Los numerosos usos del cartón

En supermercados británicos camuflan sus estanterías vacías con fotos de cartón de alimentos para reducir la sensación angustiosa de desabastecimiento. 

No sé qué es peor, si ver las estanterías vacías o con imágenes que no llevarse a la boca. De lejos pueden engañar, pero cuando te acercas te encuentras con el burdo engaño. El cartón engaña mucho. En las inmobiliarias se utilizan muebles de cartón para decorar los pisos a la venta. No es por dar el pego, supongo, sino para que el cliente se dé una idea de cómo quedaría el piso decorado. Un piso vacío resulta frío y despersonalizado. El cartón puede ser un buen sustituto. Por ejemplo, los decorados cinematográficos de cartón-piedra, sustituidos hoy por los efectos digitales. El año pasado fue noticia que una parroquia de Valencia expuso figuras de cartón piedra de los Apóstoles de la Catedral usadas para decorados de películas de Cifesa en los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado, ocho piezas de 1,60 metros de alto. Colocar coches patrulla en las carreteras evitaría muchos accidentes por exceso de velocidad. Es cierto que al ver un coche de la Policía a lo lejos, los conductores levantan el pie del acelerador. No sé cómo no se le ha ocurrido este recurso a la DGT. En Turquía ponen coches patrulla de pega, de cartón, cerca de las carreteras. A esta pieza se incorpora un panel solar y unas pequeñas luces para dar la sensación de que son las luces parpadeantes de la Policía. Se podrían mover todos los días los coches de cartón y perfeccionar la simulación. Ante la duda, muchos conductores aflojarían la velocidad. Por fin, la última morada de la persona difunta puede ser un ataúd de cartón, ecológico y barato, con la pega de no gustar a las funerarias porque dejan poco margen de beneficios.

Antonio Nadal Pería. Zaragoza

Plantarle cara

El día del cáncer ya ha pasado, pero ese día no es tan solo ese al que le ponemos un número en el calendario. Son todos los días del año para el que lo está sufriendo, para el que aún lo sigue padeciendo. Enseguida nos olvidamos de él, pero el que lo sufre... lo lleva con él constantemente. Es la angustia de no saber; de todo ese tiempo que va pasando hasta que te dan los primeros o de nuevo los próximos resultados. Toda esa espera es dura, llena de miedos, de pensar si lo tendré, se habrá ido de mi cuerpo, en si volverá otra vez de nuevo... Hay veces que enraíza y no te abandona, te quiere como un poseso y te destroza, por fuera y por dentro, hasta que pierdes, no a uno ni dos, sino a tres seres queridos. Las familias que lo hemos sufrido, siempre pensando si estaremos libres de él. Por mucho dolor y sufrimiento que haya pasado por sus pérdidas y ahora con amigos... tan solo puedo decir: nunca hay que rendirse, nunca darle tregua, sacar fuerzas de donde sea, aunque creamos que no las tenemos. En algún momento nace nuestro instinto de supervivencia y le plantamos cara. Todos dentro de nuestra debilidad tenemos nuestra fortaleza, saquémosla para vencerlo. La mente puede mucho en esto, ¡Ánimo, gente, personas, familias! Muchas gracias a la AECC y a sus voluntarios, nos ayudan constantemente.

Nuria Marruedo López. Zaragoza

Limpiarse los zapatos

De mi padre heredé la costumbre. Los domingos, después de desayunar, mientras mi madre y mi hermana hacían otras labores domésticas, mi padre, mi hermano y yo cogíamos todos los zapatos de la casa para limpiarlos. Con el tiempo fui mejorando la técnica fijándome en Tomás Pastor, eterno limpiabotas del Tubo zaragozano. Ahí consumí mis dos vicios más ocultos del fin de semana, limpiarme los zapatos en Pastor e hijos (por cierto, mi más afectuoso saludo a sus dos hijos, uno un gran bailarín de ‘swing’ y el otro un poco delicado de salud que espero se recupere pronto) y afeitarme primero en la barbería de la calle San Félix y, cuando este cerró, en Jesús (que David lo lleva estupendamente). Hoy me he dedicado a realizar el limpiado de calzado en la galería de mi casa aprovechando el sol de la mañana. He sacado mis cachivaches de limpieza, incluidas las cartas usadas que me ponía Tomás Pastor en los zapatos para no manchar los calcetines, y con el betún, el trapo y el cepillo me he puesto en la faena (incluso me permito la licencia de, cuando termino, hacer el típico ‘ñeeecc’ con el trapo, señal de Tomás para indicarte que había terminado). He visto a mis vecinitos de 8 y 10 años mirándome embelesados mientras llevaba a cabo mi dilecta función. Creo que no habían visto nunca algo parecido. Por ello animo a los padres a que, como hizo el mío, dediquen un poco de su tiempo a enseñar a sus hijos algo tan simple como limpiar los zapatos.

Félix Rodríguez. Zaragoza

Pensar lo que se dice

Leí con interés el artículo ‘¡Vete ya!’, de Javier Lacruz (19 de octubre, pág. 21), y reflexioné en algunas cosas. Por ejemplo, en cómo nos comunicamos: «Ser libre no es decir lo que se piensa, sino pensar lo que se dice. Y saber cómo decirlo». A veces eso plantea un reto. El apóstol Pablo les dice a los Colosenses: «Que sus palabras sean siempre agradables, sazonadas con sal». En sentido figurado, esos cristales de cloruro sódico que nos permiten saborear la comida también pueden sazonar un discurso, favorecer la interacción. Por la sal se libraron guerras en la Antigüedad. No solo sazona, también conserva. Los soldados de César recibían dinero para comprar sal, ‘salarium’, de allí ‘salario’. Si decimos las cosas sin herir, con sal, ‘conservamos’. Además, el artículo menciona "un cerebro poliglósico". Tenemos un cerebro dotado para aprender varias lenguas, que nos permite comunicamos con otros que no son de nuestra nacionalidad, hablando su lengua o enseñándoles la nuestra. Los movimientos migratorios han favorecido el uso de esta capacidad innata. Cerca de nosotros, en las aulas, niños africanos, nacidos o no en España, hablan español, hablan o entienden francés o inglés, y lo más seguro, entienden un dialecto aunque no lo hablen. Así es nuestro impresionante cerebro que nos permite comunicarnos en muchas lenguas y entender cuándo hablar y cuándo callar.

Sonia Santibáñez Mombiela. Zaragoza

Encierro ilegal

El Gobierno debe anular las multas impuestas durante la pandemia y reintegrar el dinero a quien la abonó, por no ajustarse a derecho la normativa en la que se basaban. Si era ilegal, ¿no debería indemnizarnos a los que la cumplimos? ¿No es indemnizable un arresto domiciliario decretado sin base legal? Los arrestos carcelarios erróneos tienen como consecuencia una indemnización. No concibo pensar que se me puede encerrar en casa por el antojo de un gobernante. Con estos políticos, Dios nos coja confesados.

Carmen Sanz. Zaragoza

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

cartas@heraldo.es

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión