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Cartas al director de HERALDO: Las ventajas de una casa en el pueblo

Calle de Torrelacárcel.
'Las ventajas de una casa en el pueblo'

Las ventajas de una casa en el pueblo

Muchos tratamos de liberarnos del agobio de la ciudad en la casa del pueblo, en ella estamos más en contacto con la naturaleza y con las personas y podemos dedicarnos a nuestras actividades favoritas, deleitarnos con el trinar de los pájaros, pasear o cultivar frutas y verduras. 

Tener una casa en un pueblo, adaptada a nuestros gustos y siempre disponible es un lujo que disfrutamos a un precio más asequible que en las zonas clásicas de vacaciones. Siempre he sentido especial afecto por mi casa del pueblo, Torrelacárcel, un pequeño pueblo de la provincia de Teruel, que está bien comunicado por la autovía A-23, dispone de los servicios básicos y satisface mi necesidad principal, la tranquilidad. Aunque gran parte del año está dormido, ya que los vecinos que viven allí permanentemente son pocos, en el verano despierta y es un placer contemplar sus calles, que se convierten en verdaderos circuitos para las chicas y chicos con sus bicis. Como es sabido, nuestros pueblos están amenazados por la despoblación que los arrastra a la inviabilidad. Es por lo que debemos hacer todo lo posible para que esto no ocurra. La supervivencia de nuestros pueblos es importante, entre otras razones, porque son testimonio de nuestro pasado, muchos deseamos vivir en ellos, aunque algunos de temporada, y además porque en territorios despoblados la conservación del medio ambiente es más difícil. Por todo ello debemos mantenerlos activos y un medio, entre otros, eficaz y de poco costo sería fomentar en ellos las segundas residencias. Con este fin el Ayuntamiento de Torrelacárcel facilita suelo urbanizado a precio económico. Seguro que muchos estarían encantados de tener una casa en un pueblo en propiedad o en arriendo.

Pablo Gómez Hernández. Zaragoza

La Carrera de la Mujer

Dentro de unos días, muchas mujeres nos uniremos en una hermosa marea rosa para reforzar la unión entre nosotras. Hacer frente a esta dura enfermedad y demostrar al mundo que todas las situaciones, por difíciles y complicadas que sean, con apoyo y firmeza, se sobrellevan de otra forma. Ha pasado mucho tiempo desde que celebramos la última Carrera de la Mujer y es el momento de salir juntas a la calle. Cada una sale por alguien, una madre, una hija, una amiga, una vecina y también por una misma. Marcharé por ti, mujer desconocida pero no ausente. Aunque no nos conozcamos, sé que necesitas el apoyo de todas nosotras y lo tendrás. Por desgracia, el cáncer es la gran lacra que nos invade y, aunque cada vez se consiguen más victorias, queda lejana la erradicación, por eso debemos permanecer unidos y generar confianza y fortaleza a las personas afectadas. Ánimo, mujeres, vamos a vestirnos de rosa y caminar juntas. Por un día, las calles serán nuestras. Lágrimas brotarán de nuestros ojos cargados de emoción, risas, cantos y algarabía sonarán durante varias horas y todo será por y para nosotras. Os espero a todas para pintar nuestras calles de rosa y abrazarnos hasta conseguir echar al maldito cáncer de nuestras vidas.

Josefina Palos Bernad. Zaragoza

Tiempo de guardary tiempo de tirar

"Todo tiene su momento y cada cosa tiene su tiempo bajo el cielo… tiempo de guardar, tiempo de tirar…", dice el Eclesiastés en una bonita poesía. La posguerra fue el tiempo de guardar debido a la escasez; lo roto se arreglaba o se guardaba como repuesto. Hoy estamos en tiempo de tirar. Los medios de comunicación consumistas nos invitan a gastar y gastar. Hay bienes fabricados por ciertas empresas que se programan para no durar. Mientras tanto, una gran parte de la humanidad no tiene lo necesario y el medio ambiente queda en gran medida arruinado. Da pena tirar aparatos con las últimas tecnologías que funcionan, como los móviles o los ordenadores, porque se han quedado anticuados. Los nuevos tienen más prestaciones o los nuevos programas ocupan más espacio. O tirar un producto que tiene una pieza rota porque arreglarla vale más que comprarlo nuevo. Pienso en China, la ‘fábrica del mundo’. ¿Cuánto pagarán a los trabajadores o a los extractores de las materias primas? Las naciones antiguas colonias, pobres de hoy, son las clases sociales explotadas de ayer, que los marxistas querían suprimir, siendo paradójicamente sus gobiernos dictaduras comunistas en la actualidad. ¿Cuánto se tira en armamento? Es un derroche nocivo, cuesta dinero fabricarlo y cuesta dinero lo que las armas destruyen. Cuando se queda viejo se vende a países pobres para que se despedacen entre sí. La poesía acaba: "un tiempo para la guerra, un tiempo para la paz".

Javier Pueyo Usón. Zaragoza

Enfermera en Peñaflor

Quiero agradecer la gran profesionalidad hacia mi persona de la enfermera –me ha puesto cinco puntos sin anestesia, porque allí no les llevan mucho material– y de la doctora que están destinadas en el barrio de Peñaflor. He tenido un accidente con la bicicleta y me han atendido con una gran simpatía y profesionalidad. Muchas gracias a las dos.

Enrique Armingol Lalaguna. Zaragoza

El camino del vino

Es bebido en castillos y monasterios. Doradas copas y plateadas jarras han repartido el buen vino entre júbilo y gozo. Hasta los dioses son partícipes de sus placeres y Baco (Dionisio), su excelencia. El vino es excitante, deseado y necesario para olvidar penas y desamores. Siempre estimulante, es salud y placer cuando se bebe con moderación. Y cuando no, provoca euforia y emborracha, nublando la razón. Hombres y mujeres hablan bien del buen vino y, cautivados por él, celebran los éxitos y la suerte. Cuando se abusa y se rebasa la cordura, el descontrol es frenesí de besos y abrazos, un delirio. Se regala el vino como testimonio de amistad. Se apuran, una tras otra, las copas envueltas en tentaciones y sensuales sueños de pecado. "Con pan y vino se anda el camino", anunciaba la taberna al viajero, invitándole al descanso y a la pendencia, en bodegas de redondos toneles de roble. Vino, eres culpable de alegrías y desatinos, de convites y alifaras, a veces de peleas, pero siempre compañero de la buena mesa. El tiempo te mejora y los desengaños te necesitan. "Beber que tengo buen vino, / de política no hablar, / no armar bronca ni blasfemar. / Y antes de salir, pagar", anunciaba un pequeño cartel en un pequeño bar de un pequeño pueblo del Reino de los Mallos, allá por los años cincuenta. La Iglesia lo presenta como símbolo de ofrenda espiritual y Jesucristo bautizó con agua, pero cuando debió elegir, la convirtió en vino. Reconforta fascinante el sabor del vino: "Quien al mundo vino y no bebe vino, ¿a qué vino?".

Jesús Añaños Vinué. Zaragoza

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

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