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  • Editorial

La vacunación pierde ritmo

Una enfermera carga una dosis de Pfizer en el centro de salud Actur Oeste de Zaragoza.
Una enfermera carga una dosis de Pfizer en el centro de salud Actur Oeste de Zaragoza.
Francisco Jiménez

La vacunación contra la covid en Aragón está ralentizándose después de diez meses de un intenso trabajo para inmunizar al mayor número de personas. La protección alcanza ya al 88,56% de la población diana (1.185.134 personas a partir de 12 años), pero cada vez resulta más complicado seguir aumentando este porcentaje. Hasta hace poco se estimaba que con el 70% de la población vacunada, el nivel de inmunidad colectiva sería suficiente para frenar el virus. Pero no ha sido así. La variante delta ha complicado las cosas y se estima que será necesario superar el 90%, un porcentaje más difícil de alcanzar. No por ello hay que cejar en el empeño. El objetivo está al alcance de la mano con el esfuerzo y la responsabilidad de todos.

Tras un inicio titubeante en enero por problemas de suministro, el proceso de vacunación en Aragón adquirió una gran velocidad en la primavera y el verano. Lo mismo ocurrió en el resto de España. Un admirable ritmo de inmunización, gracias al comportamiento cívico de la ciudadanía y al esfuerzo extraordinario del personal de los servicios de salud, ha colocado al país en la vanguardia mundial, superando en porcentaje de personas con pauta completa a naciones que habían empezado con mucha mayor velocidad, como Estados Unidos, y también situándose por delante de los principales países europeos que comparten el mismo programa de suministro organizado por la UE. Con el otoño, el proceso está perdiendo velocidad.

Debe sin duda prestarse atención a esta ralentización y al riesgo de empezar a topar con un pequeño sector de ciudadanos recalcitrantes a ser inmunizados. Sin embargo, la marcha globalmente positiva del programa induce a valorar con cautela medidas coercitivas que se están planteando en otros países. Ahora bien, las personas que libremente no se vacunan deberían tener límites de acceso a los espacios interiores de uso público.

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