Los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año son los de mayor gasto público de la historia gracias a la inyección de los fondos europeos. 

Sin embargo, esta expansión apenas se va a percibir en Aragón. La previsión es que la inversión real en la Comunidad sea de 522,66 millones de euros, un 4% del total nacional y tan solo 18 millones más que en las cuentas nacionales de 2021. Los segundos Presupuestos aprobados por el Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos no se fundamentan, como debería ser, en propiciar un equilibrio económico y social entre las autonomías españolas. Son, más bien, una herramienta para premiar a los socios parlamentarios que sostienen al Ejecutivo.

Aragón cuenta con algo más de dinero para inversiones en el proyecto de Presupuestos, pero será para continuar con las obras que ya están en marcha y, en algún caso, como el del corredor Cantábrico-Mediterráneo, con un relevante recorte respecto a este año. No se va a poner en marcha ninguna de las infraestructuras que la Comunidad necesita para continuar su desarrollo. La única novedad reseñable es el desbloqueo del último tramo pendiente de ejecutar de la autovía entre Huesca y Jaca (la A-23), los siete kilómetros que distan entre Lanave y la variante de Sabiñánigo. Es un triste balance para la Comunidad en unas cuentas públicas tan expansivas.

El Gobierno eleva a 13.000 millones la inversión regional y premia a Cataluña. No obstante, el proyecto de Presupuestos no está aún aprobado. Pedro Sánchez debe negociarlo con sus socios independentistas y nacionalistas, que seguro que le exigirán nuevas prestaciones. En esta coyuntura, a todos los partidos les corresponde la misión de intentar mejorarlos en su tramitación parlamentaria y, después, la de controlar al Ejecutivo para que gaste y ejecute bien lo presupuestado.