Por
  • María Pilar Clau Laborda

Creer en los demás

'Creer en los demás'
'Creer en los demás'
Pixabay

Mi confianza en el ser humano, en cada ser humano, es infinita. De cada persona que acabo de conocer espero lo mejor.

En mis primeros años de periodista cubría informativamente Tribunales y, cada vez que asistía a las vistas orales, creía al pie de la letra todo lo que decía el abogado defensor. Podría haber creído al fiscal o a la acusación particular; pero no, prefería creer en la bondad y en el error a creer en la perversidad y en el crimen. Por supuesto, informaba de lo que decían todas las partes; otra cosa eran los sentimientos que despertaban en mí los juicios. Vivía entonces con mi hermana y al llegar a casa le contaba: Qué pena. Lo acusan de estafar trescientos millones y él solo los quería para ayudar a un empleado que estaba en apuros. Otro día: Le piden quince años de cárcel por intentar asesinar a su marido y es que tiene problemas de visión y confundió los sobres de las medicinas. Qué mala suerte. ¡A punto estuvo de matarlo! Mi hermana dudaba de mi veredicto. Sonreía y me hacía ver la otra posibilidad, y yo tenía que darle la razón cuando salían las sentencias. No era verdad. El hombre robó el dinero para él, no quería ayudar a ningún empleado. No era verdad. Era ya la cuarta vez que la mujer intentaba asesinarlo.

Me pregunto si aprenderé algún día a no imaginar lo maravillosas que son todas las personas, a no esperar nada de ellas, a que me sea indiferente la manera de ser de los otros. Todos los seres humanos me parecen buenos, sinceros, íntegros… No solo en el primer encuentro sino en los sucesivos primeros encuentros. Si se vieran con mis ojos, si superan lo que espero de ellos, mejorarían.

No soy una crédula de razones ni de opiniones. No creo en las noticias falsas, en el márketing, en los discursos políticos ni en los mensajes de odio. No es que crea o deje de creer en lo que un ser humano me dice, simplemente creo en él. Y no voy a dejar de hacerlo. Creeré. Y si me defrauda no lo despreciaré ni lo desacreditaré, tampoco me ofenderé a mí misma ofreciéndoles una cortesía hipócrita. En mi provecho y en el suyo, no faltaré a la verdad.

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