Cuellos de botella’ como el de los semiconductores, unidos a los altos precios de la energía están poniendo en jaque la recuperación económica en el sector industrial.

Aragón, con una potente industria y un importante peso de la automoción se ve especialmente afectado. Hay que tomar medidas para facilitar la adaptación de las empresas a estas circunstancias. Y, desde el nivel autonómico al europeo, hacen falta decisiones de política industrial que prevengan estos bloqueos

Las dos líneas de la factoría aragonesa de Stellantis seguirán paralizadas durante esta semana, restando otros 7.500 vehículos a su producción. La falta de semiconductores -chips- en el mercado mundial se ha convertido en una difícil traba para el sector de la automoción, que tiene en nuestra Comunidad un gran peso, y le impide aprovechar, en un momento decisivo, el tirón de la demanda. Lo más grave es que esta situación puede prolongarse todavía muchos meses, provocando pérdidas importantes no solo a las plantas de ensamblaje de vehículos como la de Figueruelas, sino a toda la industria auxiliar. La salida de la pandemia está provocando un aumento del consumo que debe dar un impulso fundamental a la recuperación económica. Pero ‘cuellos de botella’ como el de los chips amenazan con frenar el relanzamiento de la economía. A ello se unen los altos precios del gas natural y de la electricidad, que suponen también costes elevados para muchas empresas industriales. O los desajustes en la logística, que incrementan el precio del transporte marítimo. Ante esta situación, la Administración tiene que facilitar la adaptación de las empresas a circunstancias que implican parones en la producción. Pero también es necesario prever otros bloqueos que puedan producirse en el suministro de materias primas o componentes, situaciones que la cooperación dentro de la Unión Europea y el diseño de medidas de política industrial deberían ayudar a evitar.