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Cartas al director de HERALDO: 'La no renovación del Poder Judicial'

Sede del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
Sede del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
EFE

La no renovación del Poder Judicial

Todo empezó con Felipe González y Alfonso Guerra, y su célebre frase: "Montesquieu ha muerto", después de cambiar las leyes para elegir a los jueces, gracias a su mayoría absoluta. 

Desde entonces, hemos asistido a una obscena manipulación de los órganos judiciales por parte de los partidos políticos y el gobierno de turno, donde han primado los intereses de los gobernantes de todo tipo antes que los de la nación. El Gobierno del Sr. Aznar pudo, con su mayoría absoluta, revertir esta anómala situación, pero prefirió mirar a otro lado y seguir ‘pasteleando’ el tema judicial con los vascos del PNV y los catalanes de CIU, para controlar los procesos de corrupción existentes. Y, tras el terrible atentado de 2004, llegó Rodríguez Zapatero, que también siguió utilizando el poder judicial para favorecer sus perversos intereses políticos y dividir a los españoles, mediante leyes como la de memoria histórica y la de violencia de género. También llevó a cabo un vergonzoso pacto con ETA, con consecuencias poco éticas, en forma de privilegios y cargos públicos para los asesinos y sus cómplices. Y para ello utilizó a su antojo tanto el Tribunal Supremo como el Constitucional. Tras el desastre político, social y económico de Zapatero, llegó al poder (2011) el PP, con Mariano Rajoy, con mayoría absoluta de 185 escaños. En su programa electoral se podía leer que los jueces serían los encargados de los nombramientos de los miembros del Constitucional, del Supremo y de la Audiencia Nacional. No lo cumplió y tampoco derogó otras leyes conflictivas de Zapatero. La situación de bloqueo actual es fruto de toda esa manipulación política, y Pablo Casado tiene razón en exigir que se cumplan las directrices de la Unión Europea, en lo referente a la independencia judicial.

José Martín Escudero. Zaragoza

Prejuicio

El término ‘prejuicio’ es definido por la RAE como una «opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal». Es una actitud aprendida –al decir de los expertos–, basada en las experiencias que la persona ha tenido a lo largo de su vida y, en una inmensa mayoría de casos, durante su infancia. En el caso de la covid, que desde hace año y medio tan duramente ha sacudido a nuestra humanidad, hasta el punto de cambiar nuestras vidas, y, ¡ojo!, donde la comunidad científica ha hecho un esfuerzo titánico para lograr las ansiadas vacunas, pese a que una mayoría de gente las ha acogido con alegría, aún existen algunos dudosos de su eficacia y que, incluso, piensan que nos pueden provocar enfermedades, crear adicción o vaya usted a saber qué. Cierto es que siempre ha habido ‘listillos’, aficionados a ir contracorriente, como aquel conductor que circulaba velozmente en dirección contraria por la autopista, plenamente convencido de que era el resto del mundo, y no él, el que, precisamente, se equivocaba. Y es que el ser humano tiene que tener fe así como fiarse tanto de la ciencia como de los que la desarrollan sabiamente en beneficio de todos los demás, es decir, de los científicos.

Miguel Sánchez Trasobares. Zaragoza

Miedo en los cajeros

La entidad bancaria que utilizo y que me ha atendido correctamente a lo largo de tantos años de mi vida, últimamente me ha sorprendido con algo que me molesta y, aunque puede parecer progresista e innovador, creo que no va con la seguridad, tan importante siempre, y más con los tiempos que vivimos. En mi agencia, hasta hace poco tiempo, había un cajero dentro de la oficina, donde se podía actualizar la libreta de ahorro antes de ir a ventanilla o después de entregarte el dinero solicitado. Pues bien, ahora, dicho cajero ha sido trasladado a la calle, como uno más, y allí tenemos que instalarnos, con el dinero en el bolso o en el bolsillo, saliendo de la oficina, a la vista de todos. Actualizar la libreta antes de entrar a sacar el dinero también me parece arriesgado. A mí, de verdad, a juzgar por los casos que diariamente están ocurriendo, me da miedo.

Mary Carmen Alejaldre Cabeza. Zaragoza

Doble vara de medir

El presidente de Aragón y su consejera de Sanidad han decidido, por su obra y gracia, que este año no haya fiestas en ningún pueblo. A mí, lo que me gustaría saber de corazón es quiénes son los expertos que asesoran a nuestros políticos y las razones científicas por las cuales una playa abarrotada de gente no es peligrosa, pero sí lo son unas vaquillas por la calle, una charanga o unos cabezudos. No entiendo esta doble vara de medir, a no ser que aprovechen la pandemia para imponer un cambio de nuestra forma de vida. No niego la existencia de la covid, pero creo que, con el pretexto del virus, se ha llevado a cabo un drástico recorte de las libertades, tanto individuales como colectivas, y no lo digo yo, lo dijo el Tribunal Constitucional: el confinamiento del día 14 de marzo de 2020 fue ilegal e inconstitucional; estuvimos dos meses encerrados en casa. España fue uno de los pocos países donde no se permitía dar paseos. ¿Nadie se ha preguntado cuánta gente murió por culpa del confinamiento?, ¿cuántos ancianos murieron por culpa de la no movilidad?, y, sobre todo, ¿cuántas vidas se perdieron a consecuencia de la atención sanitaria telefónica?

Agustín Sancho Cubero. Pedrola (Zaragoza)

Mentir debería tener consecuencias

El problema de nuestra clase política es que se cree que gobernar es mandar sin consecuencias. Es verdad que a los políticos no les exigimos ninguna responsabilidad cuando dejan la política. Para ellos, mentir es decir verdades a medias y nos están llevando a la confusión. Hace unos días, todo un Bolaños, nos dijo que a los políticos los elige el pueblo; en mi opinión, esta persona vive en otro país o no deja de ser una mentira más de entre las miles que sus asesores le preparan. Ya que ha salido en el HERALDO del 11 de septiembre que el Sr. Lambán es el único que se presenta para seguir en el Gobierno de Aragón por su partido, el mismo que el del Sr. Bolaños, preguntó: ¿quién ha elegido al Sr. Lambán, el pueblo o su partido? Todos los partidos nos ponen sus listas y a nosotros, los ciudadanos, no nos queda otra que votar a esas siglas o a otras, pero nunca a las personas que nos van a gobernar. Los jueces tendrían que elegir a los jueces, así, aunque también tiene ideas políticas porque también son personas, no deberían tantos favores a los políticos.

Adela Laborda Gavalda. Zaragoza

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

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