Director de HERALDO DE ARAGÓN

Congresos

El secretario general del PSOE aragonés, Javier Lambán (I), con el presidente regional del PP, Luis María Beamonte, en las Cortes de Aragón.
El secretario general del PSOE aragonés, Javier Lambán (I), con el presidente regional del PP, Luis María Beamonte, en las Cortes de Aragón.
José Miguel Marco

Serán los procesos congresuales de los partidos los que definirán la vida política aragonesa en los próximos meses. 

PSOE y PP celebrarán en octubre sus respectivas citas nacionales para, posteriormente, cerrar en la Comunidad una carrera orgánica que habrá de alumbrar el liderazgo y el cuerpo político que dará forma a la pelea electoral de las autonómicas. Con la estrategia sanitaria de convivencia con la pandemia en su último tramo y con la recuperación económica en marcha, el control interno de los partidos alcanza una especial trascendencia en el fragmentado escenario político aragonés.

Sin dudas en el PSOE sobre quién será el secretario general de la formación tras el anticipado anuncio de Javier Lambán de presentarse a la reelección, los interrogantes se acumulan en el campo de los populares. Aún sin fecha para la celebración de la convención regional, Luis María Beamonte aspira a sostener la presidencia del partido y a repetir como candidato, aunque también sabe que todas las posibilidades permanecen abiertas. Pese a que entre los populares se asume que la decisión sobre la presidencia aún no estaría tomada por Génova y que la opinión del alcalde Jorge Azcón será determinante, internamente no se termina de dar con la solución. Se busca un candidato sólido y con capacidad para mostrarse como una alternativa política a Lambán, quedando descartado cualquier experimento de última hora. Por todo ello, Beamonte podría continuar si se mantiene la actual tendencia ascendente del PP en las encuestas nacionales. A ojos del PP no se quiere arriesgar y, menos aún, si la previsión de resultados que se maneja en el Ayuntamiento de Zaragoza permite generar un efecto arrastre en la lista autonómica. En todo caso, la progresión electoral del PP también dependerá en buena medida de lo que ocurra con Vox.

Con la confirmación de Lambán, el PSOE está convencido de que aguantará en el Gobierno de Aragón una tercera legislatura. El nombramiento de Pilar Alegría como ministra de Educación ha servido para constatar quién será la futura sustituta de Lambán y también para aplazar toda batalla orgánica. Sin especiales fricciones internas y conscientes de que Alegría aumentará su poder e influencia de la mano de Pedro Sánchez, la preocupación del presidente aragonés pasa por la salvación del centro político o por el sostenimiento del PAR. El futuro de los aragonesistas, que tienen fijado su congreso para los días 23 y 24 de octubre, se presenta determinante para la estabilidad del cuatripartito, por lo que las abiertas diferencias entre la actual dirección y los críticos cobran una significada preocupación para Lambán. Aún sin conocer si Arturo Aliaga se presentará a la reelección, el PAR asume la trascendencia de un congreso que habría de permitir su reactivación como opción de centro.

Bajo esta misma posición insiste Ciudadanos en la posibilidad de un acuerdo con los aragonesistas. El Partido Aragonés de la Ciudadanía, concebido por el líder de los naranjas, Daniel Pérez, como un pacto con el PAR ceñido a la necesidad electoral de la defensa de un espacio político que pueda ejercer como bisagra, amenaza con convertirse en una propuesta que no logre atravesar la puerta de la sede de Ciudadanos dependiendo de quién gane el congreso de los aragonesistas.

Se mueve Ciudadanos, que no descarta apoyar los próximos presupuestos de Lambán, y también lo hará Izquierda Unida, que en su Asamblea de noviembre tendrá que decidir si acude a las elecciones con Podemos y con Álvaro Sanz al frente de la formación.

miturbe@heraldo.es

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