Cultura segura, a veces

Asistentes al primer festival multitudinario sin distancias, el sábado en Barcelona.
'Cultura segura, a veces'
A. G./Efe

Hay una serie de mantras extraños que la ciencia acaba desmontando. 

El último caso ha sido aquello de que la Cultura es segura, englobando a todo un sector que se manifiesta de mil formas y que tiene una industria detrás con múltiples empresarios: unos más decentes y otros, menos. Ha sido el Departamento de Salud catalán quien en un informe sobre lo sucedido en varios festivales de música celebrados en las últimas semanas, ha concluido que la transmisión del Covid salió reforzada: se contagiaron más de 2.000 asistentes. Mi experiencia en este tipo de eventos tampoco ha sido buena. Hace unas semanas fuimos a un concierto al aire libre donde era obligatorio llevar la mascarilla, no se podía comer, beber, fumar, ni ponerte de pie. A los 20 minutos me di cuenta de que si la Cultura es segura, el público no tanto. En un acto de ‘malotes de instituto’, los que teníamos detrás aprovechaban cualquier despiste del personal de seguridad para bajarse la mascarilla, no respetar las filas libres para asegurar distancias y levantarse. Eso en un concierto donde el control del público era férreo. Otros, un padre con su hijo que estaban al lado, hacían lo mismo: mascarilla por la barbilla hasta que pasaba seguridad que, por cierto, en un acto de escarnio público les apuntaba con una linterna en la cara para que se comportaran. Ahí entraba ya el umbral de tolerancia al ridículo de cada uno: el padre al tercer alumbramiento se enmascaró pero los malotes se pegaron todo el concierto jugando al gato y al ratón con el staff.

Yo no paraba de pensar que si eso pasaba en filas apenas a 2 metros de mí, qué no estaría pasando por todo el recinto. Y la verdad es que agobia. Sobre todo por los músicos que están peleando en esta crisis que parece no acabar nunca y que capean apenas sin ayudas del Estado. Pero es cierto que, con los datos y la experiencia en la mano, se hace difícil pensar que la traducción de la Cultura es segura pueda ser un concierto multitudinario, por muchas medidas que se esfuercen en poner. Ya llegará el momento y, hasta entonces, en lugar de mantras falsos y diseminación de contagios quizá convendrían ayudas públicas y el fomento estatal posterior de una industria que no merece morir ni cargar con el estigma en el futuro de haber ido en contra de la salud pública.

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