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  • Heraldo de Aragón

Cartas al director de HERALDO: 'El tango amargo de la fruticultura'

La fruticultura es uno de los sectores más afectados por la subida del SMI, porque es un sector intensivo en mano de obra.
'El tango amargo de la fruticultura'
Aránzazu Navarro

'El tango amargo de la fruticultura'

‘Veinte años no es nada’, cantaba Gardel, y parece el tema de cabecera del ministro de Agricultura, Luis Planas. 

Dos décadas en las que la agricultura ha experimentado grandes cambios. ¿Qué sentido tiene entonces aplicar políticas de hace veinte años a la situación actual? ¿Están igual hoy los mercados que hace veinte años? ¿Se produce lo mismo? La próxima reforma de la PAC tiene que ser una reforma y no más de lo mismo vestido de otra manera. No podemos consentir que se mantengan unos derechos históricos en base a producciones de hace veinte años. No podemos consentir que, mientras en la definición de agricultor genuino se abre la puerta a todas las personas que tienen la agricultura como segunda y tercera actividad, se deje fuera a profesionales que estamos sometidos a las dictaduras de los mercados. Y hablo de los que nos dedicamos a frutas y hortalizas. Fijamos población, generamos empleo y ocupamos territorio que no es apto para otros cultivos. La reforma tiene que ser profunda y social y no una fachada para que todo siga igual. Tiene que priorizar a las personas que realmente vivimos de esto, las que nos lo jugamos todo en nuestra explotación. Cualquiera puede ser productor de alimentos pero no cualquiera debería ser agricultor o ganadero, como no cualquiera es albañil, taxista, conductor, funcionario o incluso ministro. No es difícil identificar a un agricultor o a un ganadero, solo hay que mirar las manos y la cara para reconocer esas pieles curtidas por el sol. Que el ministro nos mire a la cara y nos diga que nos deja fuera, otra vez, a los profesionales de la fruticultura. Que no se escude en definiciones erróneas. Veinte años es mucho tiempo, no queremos ‘Volver’ a lo de siempre, queremos tener futuro en el campo y vivir en nuestros pueblos.

Óscar Joven Lapeña. Responsable comarcal de UAGA en Calatayud

'El aumento de los contagios'

Están diciendo que los que tienen la culpa de expandir el coronavirus hoy son los jóvenes: ¡mentira! A los jóvenes se les está diciendo que hay que emplear la pedagogía. Después de los miles de muertos e infectados, ¿no es suficiente pedagogía? La culpa la tiene el Gobierno, que por la razón que sea no saca ninguna ley (que cuando quiere las saca) para que no le pueda revocar dicha ley ningún tribunal de justicia, y así, de esa manera, sancionar al que incumpla las normas que imponga el Ministerio de Sanidad. El no hacerlo de una manera correcta (seguimiento de la normativa) está fastidiando el funcionamiento de la hostelería, ya que el control de la enfermedad es a ellos, a la hostelería y a todos los recintos cerrados, a los primeros que les interesa, como así lo realizan. Solo les falta que el sistema de ventilación, para evitar contagios en interiores, se haga de manera correcta, ya que los técnicos de sanidad, industria o de lo que sea tampoco aportan soluciones: si en un local aportas aire limpio del exterior hacia el interior y luego se extrae, la calidad del aire siempre estará perfecta (niveles de CO2 en estado óptimo) y los clientes podrán permanecer en el interior (funcionamiento normal de la hostelería y los comercios). Vamos, que controlar esto es difícil pero algo más siempre se puede hacer. Pero cuando no se ponen todos los medios, ganas o váyase a saber qué, que Dios nos coja confesados.

Alfonso Azorín Corral. ZARAGOZA

'Personal del Salud y conciliación'

El pasado 1 de julio comenzaba mi primera excedencia fraccionada para poder cuidar de mis dos hijos, de 2 y 4 años y medio, durante los meses de verano. Ese mismo día me llegaba por diferentes grupos de Whatsapp una noticia que hacía referencia a las excedencias por cuidado de familiares. A partir de los 3 años de mi hijo pequeño ya no tendré opción a solicitarla. Nosotras, las trabajadoras y trabajadores del Salud, teníamos opción a cogernos excedencias, fraccionándolas mínimo en dos meses hasta que sumara un total de tres años, hasta los 12 años de nuestras hijas e hijos. Nuestro pacto, por el cual se rigen estos permisos, mejoraba la ley y nos daba un poco de luz a la conciliación familiar. Conciliar es muy complicado, pero conciliar en mitad de una pandemia es algo áspero y fragoso. Es como jugar al tetris a una velocidad desorbitada. Si el Tribunal Supremo dice que nuestro pacto contradice el Estatuto de Trabajadores, si ese mismo Tribunal afirma que no es la voluntad de la ley porque ya ha limitado a la edad de tres años las excedencias por cuidado de hijos, si es así, los responsables de Recursos Humanos del Salud solo se tienen que sentar a la mesa junto a los sindicatos y darle otra redacción a ese pacto. ¿Qué diferencia hay de un niño de tres años a uno de cuatro? ¿De verdad que una niña de seis, siete u ocho años puede valerse por sí misma? ¿De verdad? Que no nos pongan más piedras en el camino. Somos nosotras, las familias, quienes sacrificamos nuestros sueldos para poder cuidar a nuestros pequeños. Que nos permitan criar a nuestras hijas e hijos. Que nos dejen conciliar. Las familias no nos rendiremos porque están atacando nuestros derechos, pero también están jugando con el de nuestras hijas e hijos.

Judith Iglesias Carrasco. ZARAGOZA

'Series y religión'

Mi sobrino ya respira después de los nervios acumulados durante este año de pandemia, estudios de segundo de bachillerato y exámenes de la Evau. Diseña su futuro en el mundo del periodismo. Me alegra. Comparte la pasión de la familia: ser radioyente desde primera hora de la mañana, el repaso a las noticias con la prensa, conexión por redes y el entretenimiento que nos produce la televisión. Hay semanas en las que para conseguir destensarme veo series televisivas. Me gusta analizar cómo los guionistas son capaces de reflejar una infinidad de situaciones de la vida y las respuestas que les van dando. Puede llegar a ser inspirador. En una de aquellas aparecían, entre otros, personajes que profesaban distintas creencias religiosas y se hacía de modo agradable y respetuoso. Pero no fue así cuando le tocó el turno a la católica. Me considero dentro de esta religión y no me sentí caracterizada en esos estereotipos. Ojalá los guionistas tuvieran mi maravillosa experiencia de palpar su belleza, plenitud, bondad y su buen humor. Hay que atravesar el ruido de fondo de la cultura y descubrir su atracción. Me seduce que lo primero en ella sea el amor, mucho antes que saber practicarla. No sigues ideas, sigues a Jesucristo. El estar cerca te hace infinitamente mejor persona. No estoy en esta religión por el miedo a los castigos eternos ni tengo a nadie que intente controlarme, como un ejercicio de poder. Nadie me ha impuesto nunca nada; eso sí, me han propuesto hacer el bien.

Isabel Montañés Nerín. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

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