A la suya

Colegio de infantil y primaria Parque Venecia de Zaragoza
'A la suya'
Oliver Duch

Aquí, cada cual va a la suya, expresión en femenino más peyorativa que la neutra, pues ‘ir a lo suyo’ admite el sentido de no molestar. 

Efectivamente, en general, vamos a la nuestra, sin considerar más intereses que los propios, ni tener que justificarnos por ello. Al revés, es sospechoso no proceder así.

Esta actitud viene del individualismo del siglo XVIII, mezcla de las ideologías de Immanuel Kant y Adam Smith. Y su peor consecuencia es la limitación que impone a la política del bien común, tal y como denuncia Michael Sandel, si bien, creo que el profesor de Harvard no aprecia correctamente que semejante deriva egocéntrica no formó parte del ideario de la Ilustración. Como el nacionalismo, es un tumor que creció después.

Y así vivimos, orgullosamente libres, adorando banderas, pero descuidando lo público, hasta que un día nuestros propios intereses nos hacen lamentar la falta de un mayor impulso compartido.

Por si no bastara la pandemia, a mí me acaba de suceder, más concretamente, al enterarme de que, debido a que la asignación de plazas docentes no prioriza el funcionamiento de las escuelas públicas, sino los casos personales, es probable que el profesor que ha tenido mi hijo este curso no siga su labor en el próximo, con un alumnado que conoce, en el equipo donde se integró hace un año y ejerciendo una función específica en el proyecto educativo del centro. El imperio de los méritos individuales, entre los que no cuentan las aportaciones al colectivo, hace que falten vías, tanto para mantener a quien colabora, como para encauzar a quien solo va a la suya. 

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