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  • Heraldo de Aragón

Cartas al director de HERALDO: 'Profesores que estimulan el placer de leer'

Los niños, atentos, escuchan a la cuentacuentos
'Profesores que estimulan el placer de leer'
RAFAEL GOBANTES

'Profesores que estimulan el placer de leer'

Me emociono leyendo. 

Tengo sobre mi mesa una extraordinaria novela, ‘Pequeñas mujeres rojas’, de Marta Sanz (¡cómo se puede escribir tan bien!), y el epistolario de ‘Nubosidad variable’, de Carmen Martín Gaite; pero también una ‘Antología del género chico’ que leo mientras Lucero Tena hace temblar las castañuelas en las ‘Bodas de Luis Alfonso’; y se lo debo a mis profesores universitarios de los años ochenta. Cuando llegué a la universidad apenas leía, me gustaba más admirar a Pirri, Bustillo o Iribar, pero fueron algunos profesores universitarios quienes, reinterpretando las lecturas desde visiones sociales o estéticas, me hicieron cambiar mi concepto de las lecturas. A varios profesores debo agradecer que me guste leer y no sabría a quién poner primero, Agustín Sánchez Vidal, Carlos Mainer, Manuel Cacho, y no me olvido de mujeres profesoras extraordinarias, como Aurora Egido y María Antonia Martín Zorraquino. Y me pena no haber coincidido, porque mi apellido empezaba con efe, con Leonardo Romero o con María Jesús Lacarra, cuyos estudios críticos me han llevado a interesantes lecturas. Cuando leo las novelas juveniles de hoy se me caen de las manos, y pienso que con tanta intrascendencia nunca hubiera sido lector. Me resisto a no leer línea a línea con mis alumnos obras como Dios manda, ‘El sombrero de tres picos’, de Pedro Antonio de Alarcón, ‘La gota de sangre’, de Emilia Pardo Bazán, ‘La dama del alba’, de Alejandro Casona… Cada persona llega a la lectura como puede, reconozco que hay muchas maneras de emocionar, pero una es el placer de oír a quien domina su profesión, y desde el dominio de las lecturas y la atenta explicación también hicieron y haremos lectores, y quizá más que dejándoles que lean solos ‘Pili y Mili y el atraco rififí’.

Javier Fatás Cebollada. ZARAGOZA

'Salud mental en Rebolería'

Quiero mostrar mi malestar por el cierre de la consulta de Salud Mental de Rebolería. Alegan que no hay espacio; ¿en este momento, cuando casi todas las consultas son telefónicas? Están atendiendo a los pacientes cada tres meses y les dedican veinte minutos. Lo necesario no es el cierre, sino la ampliación del servicio. ¿Pretenden que teniendo que desplazarse a la Almozara los enfermos abandonen el tratamiento para así despejar las consultas? Ha sido sin avisar, con dos semanas de antelación, con nocturnidad y alevosía. Es inmoral que en plena democracia se vayan recortando servicios. En los medios de comunicación todos los políticos hablan de la importancia de la salud mental. Encontraré a quién recurrir para frenar semejante atropello.

Mariángeles Bernad. ZARAGOZA

'Irresponsables'

La pandemia nos pilló por sorpresa en todo el mundo, tan de sorpresa que hospitales y centros de salud estaban llenos. Ya ha pasado un año y unos cuantos meses, pero aunque muchas personas han fallecido otras van de fiesta sin mascarilla, no cumplen las reglas sanitarias y más. Yo quería escribir esta carta para la gente que se toma la covid-19 a broma, ya que ‘gracias’ a ellos hay muchos más contagios. Luego esos que no cumplen las normas son los mismos que dicen que la sanidad va lenta. Tenemos que concienciar a esa gente, porque la culpa de que la sanidad esté más saturada es de ellos, que hacen botellones ilegales y mucho más. Estaría bien aumentar las multas para la gente irresponsable, por ejemplo si alguien va sin mascarilla en un sitio con mucha concentración de gente. Espero que la gente se haya concienciado más y mucho ánimo a los sanitarios que nos han estado protegiendo de este virus dando su vida y su tiempo.

Carlos Almudí Buisan. ZARAGOZA

'El éxito y la edad'

Decía Albert Einstein que «una persona que antes de los treinta años no haya hecho una contribución significativa a la ciencia nunca lo hará». Albert-László Barabási, un investigador matemático, afincado en Estados Unidos, ha hecho unos estudios estadísticos muy interesantes que intentan, si no refutar esa afirmación de Einstein, sí contextualizarla en la realidad actual. En sus estudios encontró que efectivamente esa afirmación era real, pero halló a la vez que precisamente es antes de los treinta años cuando las personas somos más productivas. Entonces, se pregunta, ¿es la edad o la productividad la que hace que tengamos éxitos profesionales? De este modo, relata este investigador, hay un sinnúmero de personas mayores de 65 años que han conseguido grandes éxitos en la ciencia, la sociedad, la política o la economía. La idea que quiero hoy recoger aquí es que lo importante para el éxito no es la edad, sino el trabajo, la dedicación, las ganas. Por ello, sugiero a todos aquellos lectores y lectoras que superen esta edad que no renuncien a cumplir sus sueños y que intenten conseguir el éxito que quizá antes no obtuvieron. Pensemos en Conrad Adenauer, Pablo Picasso o nuestro querido Francisco de Goya, que siendo anciano nos dejó un grabado con la leyenda ‘Aún aprendo’. El éxito no depende de la edad.

Carlos Hué García. Zaragoza

'Incendio en la calle Fita'

Con relación al incendio ocurrido el pasado día 7 en la calle Fita de Zaragoza, como uno de los inquilinos afectados, a tenor de las manifestaciones del suboficial de Bomberos aparecidas en televisión y que han acarreado diversos comentarios en redes sociales, me gustaría aclarar lo siguiente: El incendio se produjo en la máquina del aire acondicionado situada en el balcón en el exterior, explotando y provocando gran cantidad de llamas que alcanzaron una persiana, incendiándola y reventando los cristales, provocando que las llamas entraran en la vivienda prendiendo en cortinas y en un sofá. Al estar las llamas alimentadas por oxígeno, por estar el foco del fuego en el exterior, ayudó a la rápida propagación del fuego, pese a que en un principio yo mismo intenté sofocarlo con un extintor de la comunidad. En ese momento, nosotros, ninguno experto en siniestros de este tipo, lo único que hicimos fue intentar sofocar el fuego, con escaso éxito, y mirar por salvar nuestra integridad física que en mi caso se vio amenazada. Decir que el abrir las ventanas o la puerta de salida avivó el fuego es muy temerario, pues con esas palabras se nos está haciendo un gran daño moral, y de alguna manera, aunque no lo somos, se nos hace creer que somos culpables del incendio. Ninguno de nosotros somos expertos en fuegos ni nuestra equipación nos permitía una lucha contra el fuego más activa. Por ello, rogamos cesen esos comentarios en las redes, que sin tener un conocimiento expreso de la situación, lo único que hacen es aumentar el dolor y la impotencia de los que hemos sufrido el siniestro.

Tomás Vela Esperabé. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

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