Espíritu Trapiello

Andrés Trapiello "traduce" 'El Quijote' al castellano de actual
'Espíritu Trapiello'
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Voces de referencia de las letras españolas afirman desde el conocimiento que Andrés Trapiello es uno de los mejores escritores españoles de hoy. 

Desde luego, atesora lecturas y conocimientos como pocos y es además uno de los autores más libres de España. Desde esa libertad, ni renuncia a su posición ideológica ni a expresar su visión de personajes o hechos históricos o actuales, con los datos, el estudio y el análisis como peaje. Se siente de izquierdas y se niega a cerrar los ojos ante la manipulación, la estupidez, el abuso o el gregarismo, sean quienes sean sus protagonistas. Y claro, no le faltan ofendidos que, tras darse por aludidos, reaccionan… hasta el ridículo.

Así ha sido en el caso de los concejales del PSOE de Madrid, a los que no gustó que concedieran a Trapiello una de las medallas de San Isidro, "por revisionista". Tampoco quedaron muy bien eximios colegas suyos que suscribieron un manifiesto diciendo, ante las elecciones del pasado 4 de mayo, que Madrid llevaba 26 años viviendo en un infierno. A Trapiello, como a cualquiera que tenga los ojos abiertos, le dio la risa, y así lo escribió, para melindres de los firmantes.

Y es que tener que contar las cosas ateniéndose a la realidad desde la observación, el estudio, el contraste de datos, el análisis riguroso… esto es, sin encerrarse en un marco mental, intelectual y social previsible y conveniente, parece hoy un lujo al alcance de unos pocos ‘trapiellos’.

Lo vimos precisamente durante la campaña de las elecciones madrileñas, en la que comentaristas del ámbito de la izquierda llegaron al patetismo, resistiéndose a observar y trasladar qué estaba pasando de verdad. Por un lado, haciendo de correa de transmisión de los mensajes que enviaba Moncloa para favorecer sus intenciones; el molde es el mismo de sus predecesores, cuya máxima expresión se vivió en marzo de 2004 con la consigna "ha sido ETA", que luego resultó letal para el propio PP. Por otro, dando crédito a Podemos y los pseudodatos de su algoritmo, que ofrecía una visión muy distorsionada de la realidad, fruto del volumen de su propia fábrica de bots.

Se ha puesto de manifiesto que ya operan de nuevo los guardias de la circulación
de la conveniencia política para indicarnos qué se debe pensar y dónde
se deben manifestar unas posiciones y las contrarias

Con esas inspiraciones, otorgaban alguna posibilidad de victoria de la izquierda, cuando lo que ocurría es que, por donde iba Ayuso, la gente aplaudía. Pocas semanas después, han pasado página rápidamente tras unos días de duelo y de hacerse las preguntas que debían haberse formulado antes. Y ya, entregados al nuevo tema: explicar que los indultos a los secesionistas catalanes son lo mejor que puede ocurrirle a España. Teniendo en cuenta que los beneficiados no se arrepienten y que desprecian la medida, como desprecian a todos los que no están de su parte, no sé yo si efectivamente es lo mejor que puede hacer el Gobierno. En cualquier caso, es una prerrogativa del Gobierno, que ya iremos viendo adónde le lleva, como es un derecho de la oposición rechazar la medida.

Lo que sí se ha puesto de manifiesto es que ya operan de nuevo los guardias de la circulación de la conveniencia política para indicarnos qué se debe pensar y dónde se deben manifestar unas posiciones y las contrarias. Si eso solo afectara a politólogos y profesores, allá ellos y sus escuelas científicas. Ahora que estamos en tiempos de selectividad, esa dicotomía es tan vieja como la de Heráclito y Parménides. Pero está atacando a los cimientos de la profesión periodística que, desde la libertad de pensamiento, tiene la obligación de ir más allá de las fuentes informativas de cualquier poder y de hacerse preguntas inconvenientes.

El estilo de las redes sociales no es el de los medios de comunicación, una reflexión que debemos asumir los lectores. Un buen medio busca datos, aunque pongan en riesgo una buena noticia; contrasta pareceres, porque nadie es tan sabio ni tan bueno como para tener toda la razón; y en sus espacios no se grita ni se insulta.

Y sí, practica cuanto puede el espíritu de Andrés Trapiello o de Daniel Gascón. Si queremos una sociedad abierta y democrática, con igualdad de oportunidades, derechos y obligaciones para todos, sean cuales sean su origen o sus relaciones, los que cuentan lo que pasa, desde los datos, el inconformismo y la inconveniencia, son imprescindibles.

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