La oscura historia del virus de Wuhan

Un equipo de investigadores en tres países ha logrado la primera imagen real y en tres dimensiones del SARS-CoV-2
'La oscura historia del virus de Wuhan'
EFE

Hace un año parecía existir en los medios científicos un acuerdo casi general sobre que el virus de la covid era de origen natural. 

Ese al menos era el mensaje que se transmitía a la opinión pública, aunque había algunos disidentes, y alguno de ellos de peso, como el Nobel Luc Montagnier. Y la mayoría de los ciudadanos de buena fe lo dimos por cierto, hasta el punto de que a quienes se empeñaban en sembrar sospechas sobre el origen de la pandemia en un laboratorio los incluíamos de oficio en las nefandas filas del negacionismo.

Pero ahora todo ha cambiado, y hasta es posible que los negacionistas, en este punto, tuvieran razón. O no. No se sabe, pero podría ser. Porque ahora tanto la OMS como el gobierno de Estados Unidos, el del demócrata Biden, no el del populista Trump, creen que es posible, aunque no seguro, que el virus de la covid se escapase de uno de los laboratorios ‘de alta seguridad’ que funcionan en la ciudad china de Wuhan. Y Biden le pide a la CIA, en voz alta para que lo oigamos todos, que investigue la cuestión más a fondo. Esto de anunciar a los cuatro vientos una investigación que necesariamente ha de tener algún aspecto clandestino no deja de ser curioso. Y seguramente mira más a presionar a China que a facilitar la eficacia de las indagaciones secretas del servicio de inteligencia.

Y es que una de las principales razones que siembran dudas sobre el origen del virus es el oscurantismo de las autoridades de Pekín, que han ocultado información y han puesto toda clase de obstáculos al trabajo de campo de los expertos independientes. Esto no significa necesariamente que ocurriese algo raro en esos laboratorios. A fin de cuentas, el instinto del régimen chino es siempre, por si acaso, la opacidad. Y la desconfianza de los chinos hacia Occidente es equiparable o aún mayor que la que los occidentales sienten hacia China, así que no les gusta que metamos las narices en sus probetas. El caso es que lo que ayer era radicalmente falso, que la pandemia fuese obra humana, hoy es posible. ¿Y mañana...?

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