Por
  • Inocencio F. Arias

Marruecos y el despiste de Sánchez

Decenas de menores recién llegados a Ceuta desde Marruecos
'Marruecos y el despiste de Sánchez'
Efe

El gobierno de Marruecos ha actuado aviesamente en la invasión de Ceuta. 

La responsabilidad es suya. No se le pueden mandar a un vecino 9.000 personas, violando su soberanía y dejando premeditadamente allí a unos 1.800 menores de edad que será difícil que te devuelvan. Es un baldón insólito para los derechos humanos. Se trata de un gobierno que no vacila –probablemente lo ha planeado– en abandonar en tierra extraña a centenares de chavales nacionales suyos. Produce bochorno y no reforzará la imagen de Marruecos en España ni en otros países entre diplomáticos, comentaristas, ONG, etc., que se detengan a pensar de lo que son capaces los que mandan en Rabat.

Es una forma más refinada y más inhumana que la que practica Erdogan. Me ofendes en algo, pues utilizo proyectiles humanos, especialmente menores. Y si los rechazas, habrá fotos que te dejarán en ridículo ante el mundo. Las Fuerzas de Seguridad españolas han reaccionado con enorme corrección, han salvado vidas, pero el peligro de una foto llamativa estaba ahí. Y se repetirá. El Gobierno, por cierto, ha retirado a Andalucía la ayuda de 27 millones que le debe por acoger a numerosos ‘menas’. Con un par.

Sentada la responsabilidad de los marroquíes, tenemos que examinar el papel de Sánchez y su Gobierno. Primero, o no se enteran de nada o nos toman por tontos. Dicen que estamos ante una ‘crisis migratoria’, como si no supiéramos que los gendarmes marroquíes han abierto la verja. Nuestra ministra de Exteriores manifiesta que tenemos una ‘excelente relación’ con Marruecos, algo muy deseable pero que esta semana evidentemente no teníamos. Conceden una ayuda de 30 millones de euros a Marruecos para luchar contra le emigración clandestina el mismo día en que recibimos la avalancha. Y por último, nos dicen que esto no tiene que ver con la acogida en España al líder del Frente Polisario.

La retorcida táctica de Marruecos para presionar a España en Ceuta no tiene pase

Y aquí está la madre del cordero, quieren tomar también a Marruecos por tonto. No lo es. Todo el sobresalto de estos días tiene que ver con el Sahara. Todo. Cualquier embajador español en Rabat le ha dicho infinidad de veces a cualquier gobierno español –yo lo hice desde la ONU– que los marroquíes, sin distinción de clase o ideología, ven rojo en el tema del Sahara. Son enormemente sensibles.

La ONU no ha aceptado que el territorio sea marroquí y España viene defendiendo que aceptaremos lo que diga la ONU. Cuando Trump se saltó a la ONU y reconoció la soberanía de Marruecos sobre el Sahara, los marroquíes suspiraban porque nosotros hiciéramos otro tanto. No tenemos por qué, debemos estar a lo que la ONU decida.

Pero la desorientación de nuestro Gobierno respecto al vecino del sur, tampoco

Ahora bien, no podemos restregarle a Rabat cosas que no le gustan. La primera gran irritación vino cuando Pablo Iglesias, volando en su ego, pregonó, en vísperas de la visita de Pedro Sánchez a Rabat, que había que hacer un referéndum en el Sahara. Petición inoportuna. Hubo gran berrinche marroquí y Sánchez no salió a la palestra para manifestar que la postura del Gobierno español no la marcaba el vicepresidente. Nueva irritación por el silencio. Llega entonces la acogida al dirigente polisario en Logroño. Decir que la ministra Laya le metió un gol a Marlaska es una niñería. ¿Podía la modosa ministra de Exteriores colar al del polisario en España sin la bendición expresa de Sánchez? Inconcebible. Lo traemos de tapadillo con pasaporte falso –lo podíamos haber mandado a Suecia pagándolo–, se lo ocultamos a Marruecos y pensamos que no se van a enterar. ¡Qué ilusos! Los marroquíes se sulfuran, "otra vez España jugando con doblez con nosotros", se suben en su indignación y nos montan el penoso incidente de Ceuta.

Lección para los 231 asesores de la Moncloa: si quieres que Marruecos te toque las narices, haz algo en el Sahara. Ahí estamos. Podemos diseñar una diplomacia feminista y ecologista, inventar una Disneylandia para España en el programa 2050. Podemos, con Marruecos, alardear de humanitarismo y pregonar la autodeterminación saharaui en vez de, sin negarla, no hablar de ella a destiempo. Todo muy bonito, pero no te saldrá gratis. Sobre todo si tenemos en cuenta que el estratega Sánchez no está precisamente en sintonía en el tema del Sahara con su amigo Macron y no tiene interlocución con su vecino más incómodo, Rabat, ni con su aliado más importante, Biden, que no se le ha puesto al teléfono en 120 días. Falta de diálogo que es casi un récord.

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