Las importantes inversiones que empresas de la industria farmacéutica tienen previsto realizar en Zaragoza alientan la idea de que la capital aragonesa pueda convertirse en un centro neurálgico de este sector, que, tras la experiencia de la pandemia, Europa tiene que potenciar y que genera alto valor añadido y puestos de trabajo cualificados. 

Pero para hacer realidad esa perspectiva hay que potenciar la investigación y conseguir atraer a más compañías

Como hoy publica HERALDO, la multinacional Becton Dickinson, que ya cuenta con una factoría en Fraga, planea incrementar la inversión que realizará en la fábrica de jeringuillas que va a instalar en Zaragoza, hasta los 500 millones de euros en diez años. También la aragonesa Certest, que quiere ampliar su actividad a las vacunas, tiene en marcha una importante ampliación a la que destinará 100 millones de euros. A ello se añade el nuevo hospital del Grupo Quirón y la iniciativa Aragón Medical City, con la que el Clúster de la Salud planea captar fondos europeos para dinamizar el ecosistema de pequeñas y medianas empresas del sector. La industria farmacéutica y sanitaria está por tanto en auge y ofrece a la economía aragonesa la oportunidad de incorporarse con fuerza a un campo que tiene un gran futuro, ante la necesidad de asegurar los suministros y servicios relacionados con la salud. Es muy posible que en los próximos años grandes empresas asiáticas busquen asentarse en Europa, y Aragón debería jugar bien sus cartas para atraer nuevas inversiones. Para consolidar este potencial, los agentes públicos y privados tendrán que trabajar en coordinación y con eficacia. Potenciar la investigación biomédica, establecer los incentivos adecuados y seguir mejorando las comunicaciones y la ventaja logística de la Comunidad serían bazas fundamentales para conseguir que la industria sanitaria se convierta en uno de los sectores estratégicos para el desarrollo de Aragón.