Director de HERALDO DE ARAGÓN

Lecturas extrapolables

Opinión
'Lecturas extrapolables'
Krisis'21

Sin dudas sobre la rotunda victoria de Isabel Díaz Ayuso, los resultados de Madrid confirman la alta rentabilidad que implica saber sostener un buen enfrentamiento cuando se tiene claro quiénes son tus rivales. 

Aunque lo ocurrido en Madrid no tiene por qué extenderse miméticamente al resto de España, Ayuso ha abierto la puerta a la reagrupación del centroderecha, permitiendo la renovación del discurso nacional del PP. El bipartidismo, al menos desde el bloque de la derecha, ha recobrado gran parte de la fuerza perdida, quedando el centroizquierda pendiente de la digestión que realice Unidas-Podemos de la marcha de Pablo Iglesias y de la limpia interna abierta en el PSOE madrileño.

Aunque sin necesidad de alcanzar ni la velocidad de disolución ni los errores de Ciudadanos, la experiencia describe que las formaciones de perfil presidencialista aceleran su pérdida de votos cuando se despide su líder fundacional, por lo que los morados, superados con solvencia por el proyecto errejonista de Más Madrid, han comenzado un más que evidente proceso de involución.

Madrid deja una lectura -extrapolable a Aragón- que advierte de un aumento de la tensión entre instituciones de distinto signo como mejor fórmula de reivindicación electoral. Lo veremos -ya lo estamos viendo- en la relación que mantienen el Ayuntamiento de Zaragoza y el Gobierno de Aragón. El plan de ayudas a la hostelería se ha descubierto como el último y más claro ejemplo de unas diferencias imposibles de disimular. Sin alternativa para decir que no, el alcalde Jorge Azcón, que con frecuencia busca anticiparse, ha visto cómo el Ejecutivo de Javier Lambán ha presentado un plan cerrado previamente sin haber sido consultado y cuyo rechazo solo puede perjudicarle.

Crecen las diferencias, mientras el PSOE aragonés busca blindarse evitando todo paralelismo con Madrid, observando desde la distancia la pelea abierta entre Ferraz y La Moncloa y confiando en que la refriega no le salpique. Hurtada la estrategia electoral a Ferraz por Iván Redondo, lo orgánico se resiste a aceptar la responsabilidad de un fracaso que como primera víctima se ha cobrado al secretario general de los socialistas madrileños, José Manuel Franco, y que como segundo damnificado ha presentado a Ángel Gabilondo, quien renunció a su acta tras asumir un fracaso que nunca quiso encabezar.

Reflejo del comportamiento político de Pedro Sánchez, inmune a las críticas y repartiendo buena parte de sus responsabilidades, la resaca de las elecciones autonómicas confirma la actual debilidad de las estructuras de los partidos frente a las cada vez más potentes marcas personales. Porque las elecciones de Madrid, por mucho que alguno se resista a aceptarlo, las ha ganado Ayuso con la ayuda de Miguel Ángel Rodríguez, al igual que las ha perdido Iván Redondo cuando no reparó en la necesidad de armar suficientemente al candidato socialista. No hay duda de que es el PP el que ha recibido los votos de Ciudadanos -también de muchos exvotantes del PSOE-, pero ha sido Ayuso la que ha sabido orientar esta campaña hasta darle una condición plebiscitaria.

Los nombres propios, como es el caso de Lambán y Azcón, cuentan con un indiscutible protagonismo, y a dos años de las elecciones tienen ante sí la oportunidad de describir hasta dónde quieren elevar una tensión de la que hasta ahora Aragón se ha mantenido al margen.

miturbe@heraldo.es

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