El mundo entero sufrimos el año pasado una imprevisible pandemia que ha derivado en una crisis con gravísimas consecuencias de todo tipo. 

En el plano económico, España cerró 2020 con un descenso del producto interior bruto (PIB) del 10,8% y pérdida de más de 44.000 empresas y 500.000 puestos de trabajo. En Aragón, la caída del PIB fue del 9,5% y la destrucción de más de 1.300 empresas y 15.000 empleos. Las previsiones económicas para 2021 auguran que en España y Aragón se producirá un crecimiento en torno al 6,5%, pero tenemos dos hitos que pueden hacer de punto de inflexión hacia la recuperación económica.

A corto plazo, frenar la pandemia, con responsabilidad individual y con un proceso de vacunación más rápido y eficiente. Europa ha perdido la oportunidad de hacer de nuestro continente el referente mundial en la erradicación de la pandemia, gestionando la vacunación de la población en tiempo récord, proporcionando con agilidad, seguridad en el aspecto sanitario y crecimiento en el ámbito económico. Lo mismo ha ocurrido en nuestro país. Hemos estado carentes de un liderazgo global que haya gestionado la disponibilidad de las vacunas y una coordinación de la planificación y comunicación.

Y, en este mes de abril, España presentará ante Europa el plan de recuperación, en el que se fijarán las reformas necesarias y las condiciones para la puesta en marcha de los tan esperados fondos europeos Next Generation que marcarán el futuro de nuestro continente en los próximos años. Desde CEOE hemos sido especialmente activos en la captación de proyectos de inversión empresariales y en la coordinación con el Gobierno regional para impulsar el Aragón del futuro. Así, destacar cinco líneas estratégicas como son las energías renovables y electromovilidad, logística y comunicaciones, agroalimentación y economía circular, transformación digital y formación y nuevos modelos asistencial y sanitario. Sólo las inversiones previstas por más de 200 empresas aragonesas, si se realizaran en su totalidad, supondrían más de 10.000 millones de euros de inversión y la creación de más de 30.000 empleos directos por toda la comunidad.

Después de un año tan difícil, en el que las empresas han tratado de mantener su actividad económica y el empleo; la adecuación de los procedimientos sanitarios en las empresas y el avance en la vacunación poco a poco va permitiendo ir retomando una cierta normalidad, con la clara excepción de aquellos sectores como hostelería, turismo o cultura gravemente afectados por las restricciones.

Noticias como las avanzadas por el Gobierno de España de fuertes subidas impositivas o los incentivos al retraso de la edad de jubilación van en dirección totalmente contraria a lo que necesita nuestra economía y pueden lastrar la imprescindible recuperación económica. Nuestros gobernantes se muestran incapaces de gestionar nuestro cada vez mayor déficit público sin recurrir a sobrecargar los hombros de los cada vez más agotados contribuyentes en el Impuesto de Sociedades e IRPF.

Por todo ello, creo que todos somos conscientes del crucial momento en que nos encontramos. En Aragón debemos ser capaces de mantener el diálogo social entre los agentes sociales y el Gobierno para aportar la estabilidad y moderación necesarias que permitan aprovechar todas nuestras potencialidades. Si a eso añadimos la realidad de un sector industrial abierto al mundo, preparado para aprovechar crecimiento de la demanda internacional, y se materializan próximas inversiones empresariales, nos puede permitir que en los meses venideros recuperemos gran parte de la actividad que teníamos prevista para ese complicado 2020. Sólo empezaremos la reactivación económica si sabemos aprovechar las oportunidades, en la que la cooperación público-privada es fundamental. Vamos a por ello, Aragón.