Una carta de Zuloaga

Opinión
'Una carta de Zuloaga'
Krisis'21

El 4 de mayo de 1913, el pintor Ignacio Zuloaga y un grupo de amigos viajaron a Fuendetodos desde la estación de Utrillas de Zaragoza para honrar a Goya y colocar una lápida de mármol en su casa natal. 

Se sabe (porque lo contó, entre otros, Javier García Julián en un librito de 1923, ‘Goya. Cómo se hizo gran pintor’, publicado para dar a conocer seis pequeñas obras del pintor que obraban en su poder y que le había ‘expertizado’ Ricardo del Arco, asegurando que no tenía dudas sobre su autenticidad) que el texto que figura en esa lápida, diseñada y esculpida por el escultor de La Muela Dionisio Lasuén y que fue descubierta aquel día por el alcalde Benito Corzán, lo escribió el farmacéutico y químico, profesor de la Escuela de Artes y Oficios y académico de la Real de Nobles y Bellas Artes de San Luis, Hilarión Gimeno y Fernández Vizarra, a quien todos los amantes de las cosas de Aragón envidiaban porque era dueño de una parte del manuscrito original de los Anales de Aragón de Jerónimo Zurita. Don Hilarión escribió: "En esta humilde casa nació, para honor de la patria y asombro del arte, el insigne pintor Francisco de Goya y Lucientes (30 de marzo de 1746 -16 de abril de 1828). La admiración de todos rindió este homenaje a su imperecedera memoria". Un sobrino de este Gimeno y Fernández Vizarra, el doctor Joaquín Gimeno Riera, neuropsiquiatra y director del manicomio de Zaragoza, sería también el autor de la inscripción que figura en la columna sobre la que se colocó en Fuendetodos, en octubre de 1920, el busto de Goya fundido en bronce y modelado por Julio Antonio.

Una carta autógrafa de Ignacio Zuloaga, dirigida en diciembre de 1912 a Hilarión
Gimeno y Fernández Vizarra, aporta datos interesantes...

Aquel viaje de 1913 se había gestado un año antes en Zaragoza, cuando Ignacio Zuloaga, el pintor Rafael Aguado Arnal y el anticuario Hermenegildo Villagrasa acordaron colocar esa lápida. El escritor y periodista Francisco Goyena Lasheras (autor de algunas comedias hoy olvidadas como ‘La guardilla de las flores’) calificó en ‘El Noticiero’ ese viaje de "romería espiritual". Zuloaga y sus amigos visitaron la casa natal de Goya (en la que, como recordó Chus Tudelilla, "sobre un mísero colchón se hallaba enferma una anciana descendiente de Goya, aunque la casa no era de su propiedad sino de Miguel Gascón") y contemplaron en la iglesia el armario-relicario pintado por Goya que sería destruido en la Guerra Civil.

Pero lo que querría presentar hoy aquí es un documento excepcional y desconocido: la carta autógrafa que Zuloaga mandó a Gimeno y Fernández-Vizarra en diciembre de 1912 para preparar y diseñar esa visita a Fuendetodos de mayo de 1913. Zuloaga confirmaba su asistencia: "Iré a Fuendetodos con ustedes"; y a continuación explicaba cómo debería ser el acto: "Al acto no debería dársele carácter oficial, sino que fuera un día de campo fraternal en que celebráramos la colocación de la placa con un suculento arroz, buen vino en porrón y unas cuantas jotas", porque "así habríamos de llegar al espíritu y al alma del gran aragonés". Les indicaba que "pueden encabezar la suscripción con 250 pesetas que remitiré a esa" y les daba total libertad para la realización de la lápida: "La placa háganla como les parezca, pero habrá de ser sencillísima". Finalmente les hacía una súplica sobre la casa natal de Goya, que acabaría comprando en 1915: "Tengo entendido que la casa donde nació existe aún, pero sería prudente el que se cercioraran antes". Zuloaga quería estar seguro de que esa casa que ya entonces tenía intención de adquirir era la auténtica casa natal del pintor.

...sobre el primer viaje del
pintor vasco a Fuendetodos y la compra de la casa natal de Francisco de Goya

Esta carta, que compré con otras de la colección de los Gimeno y Fernández Vizarra hace algunos años, no la había hecho nunca pública. Y es un documento extraordinario de la génesis del primer viaje de Zuloaga a Fuendetodos y de la compra de la casa natal de Goya. Ningún sitio mejor para darla a conocer que esta vitrina mía ‘heraldiana’ de curiosidades y rarezas, en estos días en que recordamos el 275 aniversario del nacimiento del pintor. Mis hijos aún se están preguntando por qué el mes que compré la dichosa carta sólo comimos espinacas y altramuces.

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