Subdirectora de Desarrollo Digital

El lunes empezamos otra vez

La ministra de Sanidad, Carolina Darias, durante el último Consejo Interterritorial de Salud.
La ministra de Sanidad, Carolina Darias, durante el último Consejo Interterritorial de Salud.
Nacho Gallego / Efe

En esta sociedad de tantísima información cada día tengo más preguntas y menos respuestas. El principio de Ockham dice que «la explicación más simple y suficiente es la más probable». Pero a veces es duro aceptar esta máxima.

El Gobierno ha publicado esta semana una ley en el BOE para convertir las mascarillas en una profilaxis obligatoria estés donde estés y caiga quien caiga. Consecuencia: cabreo mayúsculo, incomprensión y, en algunos casos, rebeldía. A las 24 horas, el Ejecutivo dice que tiene que buscar un sistema para corregir la norma porque es obsoleta. Una ley que se presenta bajo esta máxima: «De medidas urgentes de prevención, contención y coordinación para hacer frente a la crisis sanitaria ocasionada por la covid». La respuesta más sencilla es que muchas luces no hay detrás de esa norma.

Otro fenómeno que no alcanzo a comprender es el intrincado sistema para organizar la vacunación de la población. ¿A qué responde el desorden y la insistencia permanente en unas promesas que no encuentran encaje en los hechos? ¿Por qué la descompensación en el ritmo de vacunación que vive España respecto a otros países? ¿Qué le ha pasado a la mejor sanidad del mundo? Me temo que si está aquí no permiten que se muestre.

Y mientras Alemania y Francia se vuelven a blindar para impedir un nuevo desastre, nosotros cerramos los ojos por vacaciones. El lunes ya contaremos contagios y muertos. Y volveremos a empezar.

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