El milagro repetido de García Abril

El compositor turolense Antón García Abril
El compositor turolense Antón García Abril
Guillermo Mestre

El misterio de la creación musical es muy valioso para la persona que lo experimenta y también en términos sociales, cuando aquella se completa al ser compartida. El haber sido bendecido por un destello de ingenio y poder aprovecharlo gracias a los conocimientos y técnicas propios; el tratar de tú a tú con lo inefable; luego el lograr conectar con las sensibilidades de otros… Un milagro, escaso por consiguiente, tanto que existen bastantes compositores que desarrollan una larguísima carrera y nunca llegan a tocar las letras adecuadas.

Antón García Abril sí lo disfrutó y repetidamente además. El turolense, fallecido este miércoles a los 87 años, puede ser considerado entre los autores españoles que han tenido una mayor capacidad transformadora y de comunicación. Da igual que finalmente vaya a ser recordado por su música de auditorio, tan notable en cantidad y calidad, o por la que dejó grabada a fuego en la memoria de varias generaciones poniendo banda sonora a películas y series de televisión. Por su ópera ‘Divinas palabras’ o por la sintonía de ‘El hombre y la Tierra’. Porque lo maravilloso del personaje es que supo ser culto y popular al tiempo, manejarse tanto con la vanguardia como con la tradición, sin imposturas, siempre audaz y siempre riguroso. Se le apreció también por su actividad pedagógica profesional y por su disposición a participar en actividades de divulgación de la música. Suyo es el himno del Aragón autonómico.

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