La empresa Becton Dickinson va a levantar una gran planta de fabricación de jeringuillas en Zaragoza. La multinacional norteamericana, que ya cuenta con una factoría en Fraga, invertirá hasta 165 millones de euros. Es un logro de gran calibre para la ciudad (donde el Ayuntamiento ha trabajado con denuedo), para Aragón y para España. Primero, porque se trata de una relevante inversión en uno de los sectores prioritarios y con más futuro en todo el mundo, el sanitario, en el que ha habido otros recientes anuncios de proyectos en la Comunidad. Segundo, porque esta fábrica va a ser un elemento dinamizador para la reactivación económica tras la pandemia.

Mientras se afronta la mayor crisis sanitaria global de la historia reciente y Europa sufre sus debilidades como fabricante de vacunas y material médico, Becton Dickinson apuesta por implantarse también en Zaragoza como productor de referencia de utillaje hospitalario. La buena trayectoria de la planta de Fraga, donde viene fabricando jeringuillas que se utilizan para la vacunación contra la covid, y las facilidades institucionales que ha recibido han empujado a la multinacional a ampliar sus instalaciones en la Comunidad. Se trata de una inversión estratégica, con la que el Ayuntamiento se ha volcado a la hora de conseguir los suelos necesarios.

La previsión de la compañía, según ha detallado el alcalde Jorge Azcón, es emplazar la nueva planta en el polígono Empresarium y comenzar con una plantilla de 150 personas, que irá incrementándose hasta llegar a 600 trabajadores. Zaragoza hace valer una vez más su estratégica posición geográfica y también la disponibilidad de mano de obra cualificada, terrenos, paz social y estabilidad institucional. La DGA, que ha anunciado la declaración de interés autonómico para el proyecto, y el Ayuntamiento tienen que ampliar su colaboración para seguir atrayendo inversiones industriales.