Del 8-M al 14-M

Que la celebración del 8 de Marzo no incluyera este año -el virus obliga- las grandes manifestaciones de los anteriores no resta un ápice de fuerza a la exigencia de igualdad entre los sexos. El lunes, Isabel Nerín, profesora en la Facultad de Medicina,  subrayaba (‘Glosario para el 8-M’) la razón de ser de algunos términos que el feminismo ha introducido en el debate social y que, lamentablemente, siguen siendo necesarios porque expresan realidades discriminatorias en contra de las mujeres que todavía están vigentes: el ‘efecto Matilda’, el ‘techo de cristal’ o esa condescendencia ofensiva, y a veces ignorante, del ‘man explaining’, por ejemplo. Y el miércoles, Eva Cosculluela (‘Impostoras’) nos recordaba que la voz de las mujeres, tan injustamente menospreciada a lo largo de la historia, aún encuentra demasiadas dificultades para hacerse oír y respetar en muchos ámbitos. De paso, Cosculluela, librera que fue protagonista de la gran aventura de ‘Portadores de Sueños’, sugería profundizar en esta cuestión con lecturas como ‘El síndrome de la impostora’, de Elisabeth Cadoche y Anne de Montarlot. Y si la semana comenzó con el 8-M, termina con el aniversario del primer estado de alarma de la pandemia, es decir, del momento en el que nuestras autoridades se dieron cuenta de la que se nos venía encima y empezaron a tomar medidas. Doce meses después, algo deberíamos haber aprendido todos; sin embargo, ayer, Alberto Jiménez Schuhmacher, uno de los más destacados científicos aragoneses del campo de la Biomedicina, tenía que expresar su indignación (‘Trampantojos’) ante las muchas personas que aún ignoran o se saltan las normas más elementales para prevenir la covid. Así estamos.