Por
  • Isabel Soria

Un año

La falta de EPI se suple con batas hechas con bolsas de basura.
'Un año'
Heraldo.es

Se cumple un año desde que España y todos nosotros nos encerráramos a cal y canto. No dejo de sentir un escalofrío cuando recuerdo aquellos momentos. A mí me cogió volviendo de un viaje al extranjero que realicé desatendiendo prudentes palabras, que entonces juzgué como exageradas. Yo siempre con mi optimismo a cuestas, pensé que no sería para tanto. Pero el tiempo dejó claro que toda exageración era poca. Y nos cogió completamente desprevenidos, sin ningún tipo de guardia, ni información: nos dejó K.O. A algunos comprando papel de WC de forma desaforada y a otros, riéndose de la histeria, ese estado tan contagioso y del que todos podríamos participar perfectamente.

Los mayores y los no tan mayores comenzaron a morir de la covid en las residencias, en los hospitales. No se sabía a qué nos enfrentábamos. Recuerdo aquellos primeros días de abril con los casi mil muertos diarios. La UME por la Plaza del Carbón. La famosa curva que no lográbamos contener. Las palabras de Fernando, que a mí me resultaban terapeúticas. Los guantes, el hidrogel y las mascarillas, tan presentes desde entonces en nuestro día a día. Todos en casa. Y el tiempo pasó. Y parecía que las cosas se recuperaban un poco; pero no, las cifras demostraron que la pandemia se llevaría a muchísimos más por delante. Esa cosa pequeña se había propagado de forma letal dejando al mundo estupefacto y el corazón, la salud y la seguridad de toda una civilización, temblando. 

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