Aragón va a vivir hoy el desconfinamiento de las tres provincias, después de cuatro meses de permanecer cerradas para hacer frente a la letal circulación del coronavirus. La DGA, a la vista de la equiparación de los datos en los tres territorios y de la reducción de la presión hospitalaria, ha optado por levantar la restricción. Esta medida va a permitir que desde hoy mismo muchas personas se desplacen a sus segundas residencias y a los centros turísticos de Huesca, Teruel y Zaragoza. Ahora más que nunca se impone la responsabilidad individual. Los ciudadanos tenemos que estar a la altura de las circunstancias cumpliendo las normas de distancias social, uso de la mascarilla y limpieza de manos. La alternativa es una quinta ola, más muertes y nuevos cierres perimetrales.

La situación epidemiológica en Aragón, según la valoración de la autoridad sanitaria, es de ‘descenso de la afectación’ por el cuarto pico epidémico de la pandemia, al pasar de una incidencia máxima, en la semana del 18 al 24 de enero, de 380 casos por 100.000 habitantes, a 76 casos en la actualidad. Esta mejoría alimenta la tendencia a relajar las restricciones en toda la Comunidad. Así debe ser para aliviar la presión emocional de los ciudadanos y la tensión económica de empresas y negocios.

Sea como fuere, la situación es aún tan frágil que a la menor oportunidad los casos volverán a dispararse y, como hemos podido comprobar, la incidencia y la mortalidad suben mucho más deprisa de lo que bajan. Ahora, lo oportuno es insistir en acelerar el proceso de vacunación y mantener la máxima prudencia para ‘salvar’ no tanto la campaña de Semana Santa como la de verano. Al Gobierno y las autonomías les corresponde gestionar la lucha contra la pandemia, pero en el control de la enfermedad también tienen mucho que ver las actitudes individuales y la conciencia colectiva.