Por
  • Eva Cosculluela

Impostoras

Opinión
'Impostoras'
Pixabay

En ‘Mujeres y poder’, la historiadora británica Mary Beard se remonta a la Odisea para documentar cómo a lo largo de la Historia la voz de las mujeres no ha sido digna de ser escuchada. En la escena que Beard refiere, Telémaco manda callar a su madre, Penélope, y le recuerda que el relato está "al cuidado de los hombres". Ella no tenía derecho a hablar. Su voz, su relato, no eran relevantes.

Cuando por fin hemos podido hablar, derecho básico que hemos tenido que reconquistar, lo hemos hecho heredando una falta de confianza en nosotras mismas que viene provocada, entre otras cosas, por una carencia importante de referentes: si las mujeres han sido calladas y borradas de la Historia, ¿en quién mirarnos? ¿A quién tomar como ejemplo?

Encorsetadas (física y metafóricamente) en los roles que nos reservaban a la maternidad y los cuidados, cada paso que una mujer ha dado para avanzar y progresar le ha supuesto un esfuerzo mucho mayor que el que ha hecho un hombre para llegar al mismo sitio, y por el camino ha tenido que demostrar una y mil veces que está preparada, que se lo merece y que puede hacerlo.

Si creen que lo que estoy contando es obvio y que tenemos superada esta diferencia, lean ‘El síndrome de la impostora’ (Península), de Élisabeth Cadoche y Anne de Montarlot. Un recordatorio nada superfluo de que nos quedan muchos 8M por delante en los que reivindicar la consigna de Ángela Davis: "El feminismo es la idea radical que sostiene que las mujeres somos personas". 

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión