Los contagios de covid-19 entre los usuarios en las residencias aragonesas de mayores y de personas con discapacidad se han desplomado en un mes tras completarse el proceso de vacunación. En concreto, esta caída de casos es de un 73,74%, un dato en el que confluyen tanto el final de la inmunización como que la cuarta ola está remitiendo. Este logro es especialmente valioso porque los geriátricos han concentrado buena parte de los muertos durante el año de pandemia. Es, además, un síntoma claro de que la anhelada normalidad está más cerca. No obstante, la amenaza sigue siendo muy seria y no debe despreciarse.  

La covid-19 está siendo vencida en las residencias. Nada es definitivo si está por medio el coronavirus, pero la sociedad aragonesa debe felicitarse por los resultados que están produciendo ya las vacunas en el colectivo de las personas de mayor edad. No debemos olvidar la tragedia vivida en los últimos doce meses, con ancianos muriendo en soledad, con familiares angustiados por la falta de información y de tratamiento médico, con cuidadores y trabajadores también contagiados por la ausencia de equipos de protección.

La vacunación continúa yendo demasiado lenta, tanto en Aragón como en España, por una incomprensible escasez de dosis. Sin embargo, los buenos datos que llegan desde los centros de mayores permiten abrigar la expectativa de que, una vez protegidas las personas de edad más avanzada, la llegada de más vacunas debe producir paulatinamente el mismo efecto entre el resto de la población. Mientras tanto, los ciudadanos deben mantener el máximo autocontrol porque aún estamos lejos de lograr un nivel de inmunización que permita levantar las restricciones sin riesgo de sufrir un repunte de casos. Sabemos por la experiencia anterior que un relajamiento precipitado de las medidas conduciría invariablemente a una nueva ola de contagios.